RDÉ DIGITAL, MENPHIS.- El 4 de abril de 1968, Martin Luther King Jr., líder del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos, fue asesinado en Memphis, Tennessee. Su muerte marcó un antes y un después en la lucha por la igualdad racial y la justicia social, dejando una huella imborrable en la historia.
El contexto histórico y su llegada a Memphis
A finales de la década de 1960, Estados Unidos vivía un clima de tensión racial y profunda desigualdad. King, defensor de la no violencia y la desobediencia civil, lideró numerosas protestas en favor de los derechos de los afroamericanos. Su participación en la Marcha sobre Washington en 1963 y su discurso “I Have a Dream” lo convirtieron en el símbolo de la resistencia pacífica.
En 1968, King viajó a Memphis para apoyar una huelga de trabajadores sanitarios afroamericanos que exigían mejores condiciones laborales y salariales. La noche anterior a su asesinato, pronunció un discurso premonitorio en la Iglesia Mason Temple, donde declaró: “He estado en la cima de la montaña y he visto la Tierra Prometida. Puede que no llegue allí con ustedes, pero quiero que sepan que nosotros, como pueblo, llegaremos a la Tierra Prometida”.
El asesinato y la investigación
El 4 de abril, alrededor de las 6:01 p. m., King recibió un disparo mortal en el balcón del Motel Lorraine. Fue trasladado de inmediato al Hospital St. Joseph, donde fue declarado muerto a las 7:05 p. m. La noticia conmocionó al mundo y desató protestas en más de 100 ciudades de Estados Unidos.
James Earl Ray, un fugitivo con antecedentes criminales, fue arrestado en el Aeropuerto de Heathrow en Londres el 8 de junio de 1968. En 1969, se declaró culpable para evitar la pena de muerte y fue condenado a 99 años de prisión. Años después, intentó retractarse de su confesión, alegando que fue manipulado para encubrir una conspiración más grande. Aunque varias investigaciones revisaron el caso, no se encontraron pruebas concluyentes de la existencia de un complot.
Consecuencias y legado
El asesinato de King generó una crisis nacional y obligó al gobierno a tomar medidas. Días después, el presidente Lyndon B. Johnson promulgó la Ley de Derechos Civiles de 1968, que prohibió la discriminación en la vivienda.
En honor a su legado, en 1983 el gobierno estadounidense instauró el Día de Martin Luther King Jr., celebrado cada tercer lunes de enero. Además, el Motel Lorraine fue convertido en el Museo Nacional de Derechos Civiles, un espacio dedicado a preservar su memoria y el impacto de su lucha.
Cinco décadas después, el mensaje de Martin Luther King Jr. sigue vigente. Su compromiso con la justicia y la igualdad continúa inspirando a nuevas generaciones a defender los derechos humanos y a luchar contra la discriminación. Su legado es un recordatorio de que el sueño de un mundo más justo aún está por cumplirse.