abril 19, 2025
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RDE DIGITAL

Nuevos aranceles de EE. UU. marcan el inicio de una nueva era comercial global

Por Jeimy Moquete 

RDÉ DIGITAL, Santo Domingo.– Los recientes aranceles anunciados por Estados Unidos, que incluyen un “arancel base mínimo” del 10% y “aranceles comerciales recíprocos” más altos sobre bienes provenientes de unos 60 países, amplían considerablemente el alcance de la política comercial de la administración Trump. El Centro de Geopolítica del Boston Consulting Group (BCG) ha analizado las implicaciones clave de estas medidas.

Estas decisiones representan un cambio significativo respecto al enfoque anterior, que se centraba en un número limitado de países y sectores. Ahora, las medidas afectan a la mayoría de la economía global. Más allá del impacto en los costos para empresas y consumidores estadounidenses, hay dos elementos fundamentales que destacan.

En primer lugar, se inaugura una nueva etapa en las relaciones comerciales y económicas internacionales. Los nuevos aranceles, que se suman a los ya existentes, superan ampliamente el ámbito de acuerdos bilaterales o sectores estratégicos concretos. En segundo lugar, la incertidumbre será una característica constante del comercio global en el futuro próximo.

Esto no solo abarca la posibilidad de nuevos aranceles, sino también la estabilidad y previsibilidad de las relaciones comerciales con Estados Unidos y sus repercusiones a escala mundial.

En este contexto, la toma de decisiones empresariales se ha vuelto mucho más compleja. Cualquier compañía, sin importar su sector o ubicación, deberá considerar tanto los aranceles como la incertidumbre asociada al momento de planificar y ajustar su modelo operativo.

Lo que se conoce

Antes del 2 de abril, la segunda administración Trump había impuesto o amenazado con aplicar aranceles principalmente a países como China, México, Canadá y la Unión Europea, así como a industrias específicas como la automotriz y la del acero y aluminio. Con esta nueva medida, el presidente busca corregir los desequilibrios comerciales entre Estados Unidos y sus socios a través de una imposición generalizada.

El arancel base del 10% entró en vigor el 5 de abril, mientras que los aranceles específicos por país comenzaron el 9 del mismo mes. Aunque Canadá y México quedaron exentos de estas nuevas medidas, siguen afectados por acciones anteriores, incluidas restricciones sobre acero, aluminio y ciertas excepciones sectoriales y por producto.

Estos nuevos aranceles se sumarán a los ya vigentes, salvo en los casos de excepciones como los aranceles de la Sección 232. Por ejemplo, todos los automóviles importados ya estaban gravados con un 25% bajo esa medida. En el caso de Lesoto, las tasas de los aranceles recíprocos podrían llegar hasta un 50%.

Los productos provenientes de China enfrentarán un arancel total del 54%, que podría aumentar hasta un 74% si se aplica el arancel propuesto a países que compran petróleo venezolano. Existen exenciones para productos estratégicos para EE. UU., como farmacéuticos, semiconductores y ciertos minerales, metales y recursos energéticos.

Es probable que muchos de los países afectados busquen negociar con la administración estadounidense, al tiempo que preparan represalias comerciales y no comerciales. La Unión Europea, por ejemplo, ha anunciado un plazo de cuatro semanas para negociar antes de tomar medidas de respuesta.

Un nuevo frente podría abrirse si se aplican aranceles a los servicios estadounidenses, como plataformas de streaming, servicios en la nube y software, sectores que hasta ahora habían quedado exentos.

Qué significa

Estas medidas representan el mayor cambio en el sistema comercial global desde la creación del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) en 1947. La decisión del presidente podría implicar que EE. UU. abandone el principio de “nación más favorecida” (MFN), que obliga a los miembros de la OMC a aplicar los mismos aranceles a todos sus socios comerciales, salvo en casos de acuerdos bilaterales.

Si se generalizan las represalias, este principio quedaría anulado en la práctica, abriendo el camino a negociaciones bilaterales prolongadas para definir tarifas y condiciones específicas con cada país. Además, estos acuerdos podrían incluir temas no económicos como seguridad fronteriza, migración o defensa.

Los nuevos aranceles podrían llevar a socios tradicionales de EE. UU. a buscar nuevas alianzas que excluyan a Washington. Países como Corea del Sur, Japón y China ya están explorando una respuesta conjunta, al igual que Canadá y México.

Las empresas deberán monitorear múltiples acuerdos, lo que exigirá reasignación de recursos financieros, técnicos y humanos, así como el desarrollo de nuevas capacidades.

Las organizaciones que ya han fortalecido su “músculo geopolítico” estarán mejor preparadas. Algunas ya trabajan en estrategias de corto plazo para mitigar impactos, como el traspaso de costos o alianzas con proveedores. Comprender la estructura de costos de la competencia también se vuelve esencial.

Ahora, los líderes empresariales deben anticipar el efecto de una posible estructura arancelaria permanente sobre sus cadenas de suministro y redes de producción. Algunos factores clave son:

· La acumulación de aranceles tendrá un impacto mayor al previsto, lo que obliga a diseñar e implementar medidas de mitigación con urgencia.

· ¿Existen exenciones disponibles por país o producto? La primera administración Trump otorgó exenciones individuales, aunque el proceso para obtenerlas puede ser costoso, lento y sin garantías.

· El fortalecimiento del dólar (aunque inicialmente cayó), junto con el encarecimiento de materias primas, podría debilitar la competitividad manufacturera de EE. UU. Competidores globales tendrían la oportunidad de captar participación de mercado a expensas de empresas estadounidenses que deban trasladar operaciones fuera del país.

· ¿Deberían las empresas estadounidenses expandir su capacidad interna? ¿Aumentará la inversión extranjera en manufactura dentro de EE. UU.? ¿Qué pasará con el dólar, los impuestos corporativos y la permanencia de estos aranceles? ¿La robótica compensará los mayores costos laborales? ¿La desregulación equilibrará otros aumentos de costos?
· Si las negociaciones bilaterales y los aranceles diferenciados por país se convierten en la norma, la capacidad de adaptarse entre diferentes proveedores y ubicaciones de producción será vital.

· Las compañías deberán construir cadenas de suministro más resilientes y flexibles sin comprometer su rentabilidad. Esto podría requerir replantear por completo los supuestos tradicionales sobre producción de bajo costo y el rol de los proveedores.

El comercio internacional está entrando en una nueva y desafiante etapa. Adaptarse con rapidez a esta compleja y cambiante realidad será una ventaja competitiva decisiva.

Sobre el Centro de Geopolítica de BCG

El Centro de Geopolítica de BCG ayuda a las organizaciones a navegar las complejidades del entorno global, ofreciendo claridad, análisis basados en datos y estrategias prácticas.

Mediante el trabajo conjunto con expertos sectoriales y funcionales, facilita la toma de decisiones en contextos inciertos, fomenta la colaboración internacional y fortalece la resiliencia organizacional frente a los desafíos del presente y del futuro.

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