Por Jeimy Moquete
RDÉDIGITAL SANTO DOMINGO.– La noche del sábado se vivió un momento de fe, adoración y conmovedora solidaridad durante el concierto de la agrupación cristiana Barak en el Estadio Olímpico Félix Sánchez, donde miles de personas se reunieron para elevar sus voces en alabanza, en un evento marcado por la espiritualidad y un emotivo gesto hacia las víctimas de la tragedia ocurrida en la discoteca Jet Set.
El espectáculo, titulado “Fuego & Poder”, reunió a un público diverso que no solo acudió por la música, sino también por la esperanza. Desde las primeras interpretaciones, como “Ven Espíritu Santo” y “Sumérgeme”, el ambiente se transformó en una experiencia colectiva de fe y entrega.
Uno de los momentos más significativos de la noche llegó cuando los integrantes de Barak hicieron una pausa en el concierto para expresar su pesar por el derrumbe del techo del reconocido establecimiento capitalino, tragedia que ha dejado 226 víctimas fatales según cifras oficiales.
“Hoy, como pueblo de Dios, nos unimos en oración por cada familia que está de luto. Por cada vida que se ha perdido en Santo Domingo. Que el consuelo del Espíritu Santo sea real y tangible para cada hogar afectado”, expresó el vocalista principal, Robert Green, con voz entrecortada, mientras se proyectaban imágenes alusivas al suceso en las pantallas gigantes del estadio.
El público respondió con un silencio respetuoso, seguido por una oración multitudinaria liderada por los artistas desde el escenario. Cientos de personas alzaron sus manos y unieron sus voces para pedir fortaleza y consuelo para los familiares de las víctimas, en un momento que sobrepasó lo artístico para convertirse en un acto colectivo de empatía.
Además del tributo, los organizadores informaron que parte de los fondos recaudados del concierto serán destinados a una iniciativa de ayuda directa a las familias afectadas por la tragedia, en coordinación con entidades de servicio social y líderes de comunidades cristianas.
El concierto, que también contó con la participación de invitados internacionales, cerró con la canción “Dios Háblame”, que fue coreada por todo el público en una atmósfera cargada de emociones.
Barak, que se ha consolidado como una de las agrupaciones cristianas más influyentes de América Latina, demostró una vez más que su mensaje va más allá de la música, tocando vidas a través de acciones concretas de amor y solidaridad.
