RDÉ DIGITAL, GINEBRA, SUIZA.- La Organización Mundial de la Salud (OMS) inauguró este lunes su asamblea anual en Ginebra, Suiza, rodeada de una crisis sin precedentes en sus 77 años de historia. La falta de financiamiento, liderada por los recortes del gobierno de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump y su plan de abandonar la organización, amenaza con debilitar su papel central en la salud global.
A la cita asisten ministros de salud y delegaciones de casi todos los países miembros, en un contexto marcado por tensiones geopolíticas, nacionalismo creciente y una desinformación que mina la cooperación internacional. Para el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, esta asamblea representa un punto de inflexión: o se renueva el compromiso colectivo, o se corre el riesgo de colapso funcional.
“Esta es una asamblea histórica”, aseguró Tedros en su discurso de apertura. “El Acuerdo Pandémico puede hacer del mundo un lugar más seguro”, agregó, instando a los Estados a dejar de lado sus diferencias.
Tratado pandémico y presupuesto, el foco del debate.
Durante los nueve días de sesiones, los dos grandes temas en agenda son la aprobación de un tratado pandémico y el fortalecimiento del presupuesto estructural de la OMS. La propuesta del tratado surge como respuesta al caos vivido durante el COVID-19, y busca garantizar equidad en el acceso a vacunas, pruebas y tratamientos derivados de muestras compartidas durante futuras pandemias.
El tratado contempla que la OMS reciba el 20 % de esos recursos médicos para distribuirlos en países de bajos ingresos. Sin embargo, su alcance genera escepticismo. Estados Unidos no ha participado activamente, y el documento no contempla sanciones en caso de incumplimiento, lo que podría restarle eficacia.
En paralelo, se discute un aumento del 20 % en las cuotas anuales obligatorias de los países miembros. Este ajuste ayudaría a reducir la dependencia de las donaciones voluntarias, que actualmente representan más del 50 % del presupuesto operativo y varían según intereses políticos o coyunturales.
Matthew Kavanagh, director del Centro de Política y Salud Global de la Universidad de Georgetown, advirtió que la crisis de la OMS va más allá de los fondos: “Está en juego si el multilateralismo puede funcionar para proteger la salud global en esta era de nacionalismo y desinformación”.
Reestructuración interna y protestas
La agencia de salud de la ONU ya opera con restricciones. Para el ciclo 2024-2025 presentó un presupuesto de 4.300 millones de dólares, un 22 % menor al previsto inicialmente, y enfrenta un déficit salarial de más de 500 millones. Aunque ya ha asegurado el 60 % del financiamiento requerido, aún queda un vacío financiero de 1.700 millones.
Como parte de una reorganización, Tedros confirmó la salida del doctor Michael Ryan como jefe de emergencias y prometió mayor eficiencia en el uso de los fondos disponibles.
Mientras tanto, fuera del complejo de la ONU en Ginebra, el grupo conservador CitizenGo protestó contra lo que califican como una “concentración de poder en la OMS”. Sus pancartas mostraban imágenes del director Tedros junto a Bill Gates, con el mensaje de que las élites globales usan la salud como herramienta de control.
“Después del COVID, la OMS quiere más poder, pero no ha aprendido del pasado”, expresó Sebastian Lukomski, uno de los activistas.