RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.- El último domingo de mayo tiene un significado profundo y entrañable en República Dominicana: se celebra el Día de las Madres, una jornada dedicada a honrar a ese ser extraordinario que representa la fuente del amor, la vida y la fortaleza. Aunque todo el mes se impregna de homenajes y gestos de cariño, es en este día cuando el país se une para rendirle tributo a las mujeres que encarnan el más puro de los afectos.
Las casas se llenan de flores, los restaurantes de familias reunidas y los corazones de gratitud. Se entregan obsequios, se preparan almuerzos especiales y se organizan actividades pensadas para hacer sentir especial a mamá. Sin embargo, también hay espacio para la nostalgia: muchas personas visitan los cementerios con ramos de flores y elevan oraciones por aquellas madres que ya no están físicamente, pero cuyo legado permanece imborrable.
La celebración del Día de la Madre tiene raíces que van mucho más allá de nuestras fronteras y nuestro tiempo. En la antigua Grecia ya se honraba a Rea, madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades. Luego, los romanos heredaron esta tradición y la llamaron Hilaria, celebrándola con ofrendas el 15 de marzo en el templo de Cibeles durante tres días consecutivos.
Hoy, en pleno siglo XXI, esta festividad se vive con intensidad en la República Dominicana, donde es una de las fechas más esperadas del año. Aunque algunos la ven como una jornada impulsada por el comercio, para muchos otros es una oportunidad sincera de expresar amor, admiración y respeto a quienes, con ternura y valentía, dan sentido a nuestras vidas.
El amor de una madre es eterno, y su huella, imborrable. Que este Día de la Madre sea un reflejo del agradecimiento que sentimos todo el año.
Feliz Día de las Madres, hoy y siempre.