A pocos kilómetros del paso fronterizo en la provincia de Dajabón que conecta con Haití, se desarrolla una especie de mercado informal, es un terreno delimitado con una cuerda que controla la entrada y salida de mercancías. En este lugar, tanto agricultores como comerciantes dominicanos, venden sus productos a los haitianos que se acercan, lo curioso es que estos nacionales del vecino país, cruzan tranquilamente por el río Masacre o Dajabón, y recorren un corto camino hasta el punto comercial en territorio dominicano, adquieren los productos y por el mismo camino retornan, todo esto, fuera de la vista de las autoridades dominicanas y de los controles migratorios que debe tener la frontera domínico-haitiana.
Según los participantes de este intercambio comercial que logramos consultar, las autoridades dominicanas de manera extraoficial han permitido este curioso comercio, con el fin de mitigar las pérdidas millonarias de productores y comerciantes, pues luego de las medidas restrictivas de la República Dominicana frente a la construcción del canal en el río masacre en Juana Méndez, Haití, el gobierno municipal de esa nación ha vetado a sus ciudadanos en Juana Méndez, del intercambio comercial con la parte dominicana, impidiendo que los productos ingresen a su territorio.
En términos humanitarios es un respiro para los haitianos que puedan llevar comida a sus casas, y por supuesto, un respiro a los bolsillos casi quebrados de los comerciantes y productores dominicanos que dependen del mercado transfronterizo en la zona, y que hoy se ha visto afectado por las consecuencias de las medidas del gobierno dominicano, que creyó tener control sobre la necesidad haitiana, y que hoy juega una mala partida, totalmente desfavorable para este lado de la isla.
Lo cuestionable es que esos haitianos que tienen paso a estos mercados informales (que de hecho tenemos información de por lo menos dos adicionales al que visitamos), cruzan a territorio dominicano, sin ningún tipo de control migratorio, no hay datos biométricos, ni siquiera a la vista de las autoridades fronterizas.
Mientras tanto las autoridades de Juana Méndez en Haití, mantienen sus puertas cerradas al comercio transfronterizo, en Dajabón. Algunos haitianos hacen filas con sus mercancías y la esperanza de poder pasarlas a su territorio de manera oficial, lo que por el momento parece imposible. Pues las autoridades de Juana Méndez indicaron que los haitianos que intenten ingresar mercancías procedente de la República Dominicana serán detenidos y sancionados conforme a las leyes en materia de contrabando. Los bienes incautados serán destruidos, distribuidos o vendidos en pública subasta, mientras que los vehículos detenidos serán devueltos a sus propietarios previa presentación de los documentos legales pero antes deberán pagar una multa de 50.000,00 a 500.000,00 gourdes (hasta RD$214,235 pesos dominicanos), según la clasificación del delito.
En resumidas cuentas, las autoridades dominicanas permiten un comercio informal, sin impuestos, lejos de la vista de los cinco puestos de control militar, que se ubican en el camino y demuestran que no era sostenible la ayuda a los productores y comerciantes afectados por el cierre de la frontera, pues aunque hoy las puertas del lado dominicano se mantienen abiertas, Juana Méndez en Haití, alza un bloqueo, que eligen entre dignidad y necesidad, lacerando el orgullo y la improvisación del gobierno dominicano, que deja en evidencia su falta de control en la frontera, por lo menos en la provincia Dajabón.