RDÉ DIGITAL,SANTO DOMINGO.- En un acto que ha atraído la mirada global, incluyendo un prominente artículo en la portada del Wall Street Journal titulado “El Otro Muro Fronterizo que Se Levanta al Sur de EE. UU.“, la República Dominicana, está impulsando la construcción de una barrera fronteriza a lo largo de las 250 millas que distancian la nación de Haití.
El enfoque del Wall Street Journal en la barrera fronteriza resalta la importancia global del asunto, destacando cómo las naciones buscan manejar las cuestiones de migración y seguridad en un mundo cada vez más interconectado. La administración de Abinader se encuentra en el epicentro de este debate, comprometida con proteger sus fronteras mientras busca soluciones sostenibles a los desafíos compartidos con Haití.
Este proyecto se enmarca en un esfuerzo por fortalecer la seguridad y gestionar la migración en medio de la creciente inestabilidad en Haití. La iniciativa simboliza una fase crítica en la larga historia de divisiones entre las dos naciones caribeñas, compartiendo la isla de La Española.
Con una inversión proyectada de 120 millones de dólares, la barrera fronteriza busca prevenir el cruce de traficantes de personas y criminales, en un momento en que Haití enfrenta niveles sin precedentes de caos y desgobierno. La infraestructura incluirá avanzadas tecnologías de vigilancia, modelándose en parte en las fortificaciones construidas por Israel en los Altos del Golán, señalando el compromiso del presidente Abinader con la seguridad nacional y el control de la inmigración ilegal.
La construcción de la barrera y el incremento en las deportaciones han surgido como temas centrales en la política doméstica de la República Dominicana, obteniendo amplio apoyo dentro del país, incluso de figuras de la oposición. Sin embargo, estas medidas han generado preocupaciones entre funcionarios haitianos y organismos internacionales de derechos humanos, dada la histórica dependencia de la economía dominicana de la mano de obra haitiana.
El gobierno dominicano ha respondido a estos desafíos con una política de seguridad reforzada, incluyendo la movilización de miles de soldados a la frontera y la implementación de drones para una mejor vigilancia. Estas acciones se toman mientras la República Dominicana enfrenta el desafío de administrar una frontera porosa con un país en crisis, equilibrando la seguridad nacional con consideraciones humanitarias.
