RDÉ DIGITAL, PUERTO PRÍNCIPE.- La reciente destitución del primer ministro de Haití, Garry Conille, por parte del Consejo Presidencial de Transición (CPT) ha generado una crisis política con repercusiones internacionales significativas. Esta decisión ha sido cuestionada como ilegal por varios líderes políticos haitianos y ha generado preocupación en la comunidad internacional, especialmente en Kenia, que lidera la misión de seguridad autorizada por la ONU en el país caribeño.
Martin Kimani, ex embajador de Kenia en Washington y actual director ejecutivo del Centro de Cooperación Internacional de la Universidad de Nueva York, expresó su “consternación” ante los recientes movimientos políticos en Haití. Según Kimani, estos desarrollos amenazan la estabilidad y el progreso de la misión multinacional en el país. “El mundo necesita ver un Haití que respete los principios democráticos, la estabilidad y la unidad”, declaró Kimani. “Es esencial que los líderes haitianos comprendan cómo sus decisiones afectan la respuesta internacional, especialmente cuando los países están evaluando su compromiso y el financiamiento sigue siendo incierto”.
El CPT, actualmente liderado por Leslie Voltaire y compuesto por nueve miembros, anunció la destitución de Conille a través de una orden ejecutiva el lunes. Conille, quien considera que esta decisión carece de base legal, argumentó que solo el Parlamento tiene la facultad de destituir a un primer ministro. Esta destitución ocurre en un momento particularmente crítico, ya que Haití enfrenta una creciente violencia debido a las actividades de las pandillas, las cuales han desplazado a miles de personas. El gobierno interino también se enfrenta a graves desafíos humanitarios, económicos y de seguridad.
Didier Fils-Aimé, quien reemplazó a Conille, es un empresario y expresidente de la Cámara de Comercio e Industria de Haití. Aunque su experiencia en el sector privado es reconocida, la transición ha generado dudas sobre la capacidad del CPT para garantizar la gobernabilidad en Haití. Esta situación resulta especialmente preocupante para Kenia, que asumió el liderazgo de la misión de seguridad de la ONU en Haití y ha tenido dificultades para obtener los recursos necesarios para llevar a cabo la operación.
Georges Fauriol, analista en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) en Washington, señaló que la administración Biden perdió el control de la transición en Haití al permitir que los problemas de corrupción en el CPT persistieran sin una intervención efectiva. “Los problemas de seguridad en Haití no solo empeoran, sino que las pandillas están evolucionando con ambiciones casi de cártel, lo cual plantea una amenaza aún mayor”, afirmó Fauriol.
La reciente victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha generado incertidumbre sobre el futuro apoyo estadounidense a la misión liderada por Kenia. Trump ha mostrado escepticismo hacia la ONU y los fondos destinados a misiones de paz, lo que podría complicar aún más los esfuerzos de financiamiento, los cuales ya enfrentan un déficit de entre $400 millones y $600 millones para sostener la misión.
El embajador Kimani instó a los líderes haitianos a priorizar la unidad y el fortalecimiento democrático en sus decisiones, para evitar que la misión de seguridad internacional se vea socavada. La falta de avances en la lucha contra las pandillas y la situación política han puesto a prueba el compromiso de Kenya y otros países en la misión, y la comunidad internacional sigue vigilante ante los próximos pasos a seguir en Haití.