RDÉ DIGITAL, PUERTO PRINCIPE, HAITI.- El nuevo primer ministro de Haití, Alix Didier Fils-Aimé, de 52 años, asumió este lunes en sustitución de Garry Conille, y en sus palabras prometió “paz y seguridad” para el pueblo haitiano.
Fils-Aimé fue investido en una ceremonia celebrada en Puerto Príncipe, en medio de un ataque de bandas a un avión de la aerolínea estadounidense Spirit Airlines objeto de disparos cuando aterrizó en el aeropuerto y obligado a desviarse a República Dominicana.
En su primer discurso, el primer ministro Fils-Aimé prometió dedicar toda su energía para salvar a un país devastado por la violencia de las pandillas.
“La primera tarea imprescindible y que condiciona el éxito de la transición es el restablecimiento de la seguridad “, declaró. “El pueblo haitiano merece la paz, la estabilidad y un desarrollo sostenible”.
El consejo presidencial de nueve miembros, formado en abril mediante un acuerdo entre partidos políticos y la sociedad civil, tomó las riendas del país tras la dimisión del impopular primer ministro Ariel Henry, con la promesa de frenar a las bandas criminales que azotan el país.
Al asumir el liderazgo, sus integrantes se comprometieron, además, a conducir a Haití hacia sus primeras elecciones desde 2016 y a nombrar a un primer ministro al frente de un gobierno interino.
Conille intentó evitar su destitución alegando que el Consejo Presidencial de Transición (CPT) no tenía potestad para destituirlo y que sólo lo podía hacer un Parlamento, un órgano legislativo del que carece el país.
El cambio de primer ministro abre un nuevo período de incertidumbre en la nación caribeña, que no ha tenido ningún dirigente electo desde el asesinato de Jovenel Moïse en 2021, y que lleva décadas sufriendo la violencia pandillera, la pobreza y la inestabilidad política.
Una misión internacional ineficaz
Una fuerza internacional, apoyada por la ONU y financiada en gran parte por Washington, comenzó a desplegarse este verano para ayudar a la policía haitiana en su lucha contra las pandillas.
Pero meses después de la llegada de sus primeros integrantes, esa misión tarda en obtener resultados visibles frente a unas bandas bien armadas y organizadas.
Según un informe reciente de la ONU, entre enero y junio de 2024, hubo más de 3.600 homicidios y 1.100 secuestros en Haití.
El documento de Naciones Unidas indica, además, que las pandillas adaptaron sus acciones al despliegue de la fuerza internacional, compuesta por unos 400 policías y militares, en su mayoría kenianos.
La violencia obligó a más de 700.000 personas -la mitad de ellas niños- a abandonar sus hogares, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Una lucha de poder
La decisión de destituir a Conille, un médico de 58 años que ya había sido primer ministro durante seis meses entre 2011 y 2012, llegó tras semanas de conflicto entre el dirigente y el consejo de transición.
El órgano deseaba cambiar los titulares de los ministerios de Justicia, Finanzas, Defensa y Salud, una decisión rechazada por el primer ministro, según el diario estadounidense Miami Herald.
Conille echó leña al fuego esta semana al enviar una carta al consejo para pedir la dimisión de tres de sus miembros implicados en un escándalo de corrupción.
Mientras los dirigentes haitianos se disputaban el poder, las pandillas han seguido amenazando al estado y a la población.
Varios de esos grupos armados, que controlan el 85% de la zona metropolitana de Puerto Príncipe y las principales carreteras del país, se aliaron en febrero para derrocar al gobierno de Henry con una serie de ataques contra infraestructuras claves como el aeropuerto internacional, comisarías y cárceles.