RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.- A pesar de que la industria cinematográfica de la República Dominicana actualmente representa solo el 0.25 % de las producciones y el 0.56 % de la inversión total de películas internacionales, la Asociación Dominicana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (Aprodomcine) asegura que, con políticas fiscales correctas, el panorama podría cambiar significativamente para la década de 2030.
La organización estima que, con los incentivos adecuados, el país podría atraer más de US$ 1,600 millones en producciones extranjeras, un crecimiento importante en comparación con los US$ 358 millones proyectados en un escenario pesimista.
En 2023, 12 películas extranjeras se acogieron al Artículo 39 de la Ley de Cine, lo que requirió un presupuesto de RD$ 5,937.9 millones, representando el 88.2 % del presupuesto validado por la Dirección General de Cine (DGCine), que ascendió a RD$ 6,725.2 millones.
Sin embargo, Aprodomcine señala que las políticas fiscales actuales no son suficientemente competitivas en comparación con otros países.
Mientras que naciones como México, Colombia y Costa Rica tienen sistemas de incentivos fiscales más atractivos, con créditos fiscales que varían entre el 20 % y el 100 %, República Dominicana ofrece un crédito fiscal transferible del 25 % para proyectos que superen los US$ 500,000, lo que limita su competitividad en la atracción de grandes producciones internacionales.
La empresa de consultoría Apricus presenta diferentes escenarios para el futuro de la industria en el país. En el peor de los casos, se estima que las inversiones podrían llegar a los US$ 358 millones, mientras que en un escenario conservador la cifra ascendería a US$ 654 millones.
En el mejor de los casos, con políticas fiscales mejoradas, la inversión podría superar los US$ 1,600 millones, lo que coincidiría con las proyecciones de Aprodomcine.
Ambos estudios coinciden en que, con políticas adecuadas, el país podría capitalizar el mercado de nearshoring cinematográfico, similar a lo que hizo México durante la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
En cuanto a los efectos directos e indirectos de la industria, Aprodomcine destaca que la filmación de una película o audiovisual en el país implica una serie de compras y servicios que benefician la economía local.
En 2023, la industria cinematográfica dominicana aportó RD$ 1,886.4 millones a las arcas fiscales, de los cuales RD$ 650 millones fueron por concepto de Impuesto sobre la Renta (ISR) y RD$ 1,236.4 millones por el Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (Itbis).
El impacto del cine no solo se mide en términos fiscales, sino también en la creación de empleo. Aprodomcine destaca que el 70 % de los técnicos en la industria consiguen empleo en producciones nacionales, lo que genera una oferta laboral calificada que beneficia tanto a la industria local como a las producciones internacionales.
Además, el Consejo Intersectorial para la Promoción de la Actividad Cinematográfica (Cipac) reportó que, a noviembre de este año, se validaron 9 proyectos que pagarán RD$ 2.3 millones por ISR y RD$ 8.2 millones por Itbis, con una inversión de RD$ 114 millones.
La organización también subraya que la falta de incentivos fiscales competitivos está limitando el potencial del país. Mientras que en países como México, que movilizó US$ 880 millones en 2023, el incentivo fiscal llega hasta el 40 %, en Costa Rica se ofrece un retorno de 90 % de los tributos pagados.
En comparación, República Dominicana debe aumentar el alcance de su sistema de incentivos para competir con estos actores globales.
El impacto de la industria cinematográfica, tanto en términos de inversión como de desarrollo de la infraestructura y la fuerza laboral, demuestra el potencial del sector para convertirse en un motor clave de la economía dominicana.
Aprodomcine y Apricus coinciden en que la clave para que el país aproveche esta oportunidad es la implementación de políticas fiscales atractivas y la creación de un entorno favorable para la inversión extranjera, lo que permitiría que República Dominicana se convierta en un destino líder para las producciones cinematográficas internacionales.