RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Rafaelito Román, figura clave en la música típica de República Dominicana, falleció este viernes a los 71 años, dejando un vacío irreparable en el mundo de la música. La noticia fue confirmada por varios colegas, entre ellos Fefita la Grande, quien expresó su pesar a través de redes sociales: “Hoy la música típica se viste de luto porque perdimos uno de los más grandes intérpretes de nuestra música, Rafaelito Román, el más completo. Ve con Dios, mi buen amigo. “Paz para su familia”.
Nacido en un hogar de tradición musical, hijo único de Monguito Román, quien tocaba en la Orquesta Maravilla y con su propio grupo, Rafaelito fue una figura determinante en la preservación y difusión del merengue típico. Su padre reparaba acordeones y su madre, Gavina, tocaba la güira, creando un ambiente perfecto para que Rafaelito desarrollara su amor por la música. Desde joven, demostró su talento en el acordeón, instrumento que aprendió de manera autodidacta, recordando que a los 15 años comenzó a tocar en fiestas locales, cobrando 20 pesos por su participación.
En 1970, Rafaelito Román grabó sus primeros temas, “La cañada” y “El negro feliz”, abriendo la puerta a una carrera llena de éxitos, que incluyó el merengue “El guabá”, junto al gran Tavito Vásquez. A lo largo de su trayectoria, Román se consolidó como uno de los más grandes exponentes del merengue típico, marcando generaciones con su música.
La tradición familiar de Rafaelito Román perdura a través de sus hijos y nietos, quienes continúan su legado en la música, destacándose Nixon Román y Raúl Román. Ambos reconocen que su padre no solo les enseñó sobre música, sino también valores fundamentales como la responsabilidad, la honestidad y la humildad. “Papi no parece artista de tan sencillo que es; él no tiene nada de aceite, como se dice ahora”, comentó Raúl Román, quien expresó el profundo respeto y admiración por su progenitor.
Rafaelito Román también fue un gran mentor. A lo largo de los años, abrió una escuela de formación musical, donde transmitió a las nuevas generaciones su amor por el merengue típico. Enseñaba a jóvenes a tocar instrumentos tradicionales como el tambora, la güira y el acordeón, siguiendo su filosofía de enseñar lentamente para asegurar que comprendieran la estructura del merengue tradicional.
Con su partida, la música típica de República Dominicana pierde a uno de sus más grandes exponentes, pero su legado perdurará a través de sus hijos, sus estudiantes y las generaciones que continúan aprendiendo de su arte.