RDÉ DIGITAL, ITALIA.- En las ruinas de Pompeya, la ciudad que quedó atrapada en el tiempo tras la catastrófica erupción del Vesubio en el año 79 d.C., arqueólogos han realizado un hallazgo que cambia nuestra comprensión sobre la vida cotidiana de las élites romanas. Se ha desenterrado un fastuoso complejo de baños privados, perfectamente conservado bajo capas de ceniza y roca volcánica, que refleja el lujo y la sofisticación de sus propietarios. Este descubrimiento también arroja luz sobre las estrategias sociales y políticas que definieron a la alta sociedad romana.
El hallazgo forma parte de una villa ubicada en la zona de Regio IX, y se describe como uno de los más impresionantes en Pompeya en las últimas décadas. El complejo cuenta con un spa privado capaz de albergar hasta 30 personas, donde los invitados podían disfrutar de un ritual de baños que incluía estancias de agua caliente, templada y fría, conocidas como caldarium, tepidarium y frigidarium. Además, el complejo está conectado directamente con un salón de banquetes decorado con frescos inspirados en la mitología griega, lo que sugiere que el propietario usaba estos espacios para exhibir su riqueza y poder.
Según los expertos, este “spa” privado es uno de los más grandes jamás encontrados en Pompeya, destacando la avanzada ingeniería romana en su distribución. La villa incluye sistemas complejos de calefacción subterránea (hipocaustos) y conductos diseñados para mantener las temperaturas ideales en cada una de las salas. Esta tecnología, reservada casi exclusivamente para los hogares más opulentos, refleja el estatus privilegiado del propietario de la villa, cuya identidad aún no se ha determinado.
El frigidarium, la sala de los baños fríos, resalta por su impresionante patio porticado con un estanque central, un diseño inspirado en los antiguos gimnasios griegos. Los frescos y mosaicos que adornan las paredes, con escenas mitológicas como la Guerra de Troya, indican que este espacio no solo era funcional, sino también una forma de arte para impresionar a los invitados.
El complejo de baños, conectado directamente con el salón de banquetes, plantea una narrativa clara: la villa no era solo una residencia privada, sino un escenario donde el propietario, posiblemente un político o empresario prominente, buscaba ganar favores y consolidar su poder. La combinación de un espacio de baño y un comedor lujoso ofrecía una experiencia integral para los invitados, permitiendo al anfitrión exhibir su riqueza y prestigio.
El director del Parque Arqueológico de Pompeya ha señalado que este hallazgo recuerda a las escenas del “Satiricón”, una novela romana que presenta banquetes y baños privados como símbolos del poder y el estatus. Esta conexión refuerza la idea de que el propietario de la villa utilizaba estos espacios para cultivar una imagen pública que favoreciera sus intereses políticos y sociales.
Este hallazgo no solo revela la sofisticación tecnológica y artística de Pompeya, sino también las intrincadas relaciones de poder de la época. Los baños y banquetes no eran meras actividades recreativas, sino herramientas esenciales para construir y consolidar redes de influencia en la antigua Roma.
En la misma zona, los arqueólogos han descubierto una panadería, una lavandería y restos humanos que evidencian las diferencias de vida entre ricos y pobres. También se han encontrado dibujos de carbón realizados por niños en las paredes de la villa, que representan gladiadores en combate, ofreciendo una visión más humana de la vida cotidiana en Pompeya.
Este descubrimiento, considerado uno de los más importantes del siglo, ilumina aspectos menos conocidos de la vida de las élites romanas, al tiempo que sigue desvelando secretos ocultos durante casi 2.000 años. Las excavaciones continúan, y es probable que se encuentren más detalles que enriquezcan nuestra comprensión de cómo los antiguos romanos vivieron, trabajaron y se relacionaron en una ciudad congelada en el tiempo.
