RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.- El gobernador del Banco Central de la República Dominicana, Héctor Valdez Albizu, informó que el peso dominicano experimentó una depreciación acumulada de 1.9 % durante los dos primeros meses de 2025.
Esta caída en el valor de la moneda se ha visto impulsada por la demanda estacional de divisas de las empresas importadoras de mercancías para la reposición de inventarios y pagos a proveedores, así como por la demanda precautoria de los agentes económicos ante la creciente incertidumbre en los mercados globales.
No obstante, Albizu destacó que, a pesar de la depreciación, el peso dominicano mostró un comportamiento más favorable en comparación con otras monedas de la región, como las de Argentina, México, Brasil, Uruguay y Paraguay, cuya depreciación fue superior.
El gobernador también recordó que, en 2024, el peso dominicano registró una depreciación de 5.0 %, cifra que estuvo por debajo de la variación promedio de 6.5 % prevista por el Ministerio de Economía y el propio Banco Central.
En cuanto a la situación global, Albizu señaló que muchas monedas de América Latina han sufrido una depreciación en el último año, en parte debido a las políticas de la Reserva Federal de los Estados Unidos, que ha mantenido altas tasas de interés para controlar la inflación, fortaleciendo el dólar y aumentando la volatilidad en los mercados financieros internacionales.
En respuesta a la situación, Albizu aseguró que el Banco Central está preparado para tomar las medidas necesarias para evitar una volatilidad excesiva del tipo de cambio que pueda comprometer la estabilidad macroeconómica del país.
Para ello, destacó que las reservas internacionales de la República Dominicana alcanzaron US$14,904.6 millones al cierre de febrero, lo que equivale al 11.6 % del PIB y cubre 5.4 meses de importaciones, superando los umbrales recomendados por el FMI.
El gobernador también subrayó que, a pesar de los desafíos, se prevé que la economía dominicana genere más de US$45 mil millones en divisas en 2025, impulsadas por exportaciones, turismo, remesas y una inversión extranjera directa proyectada de US$4,700 millones, lo que contribuiría a financiar el déficit proyectado de cuenta corriente del 3.0 % del PIB.