RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.- En los últimos años, las calles de Santo Domingo se han convertido en un lienzo vibrante, donde los murales no solo embellecen la ciudad, sino que reflejan la riqueza cultural y los matices contemporáneos de la República Dominicana.
Uno de los artistas más influyentes en este fenómeno es Omar García, conocido como Angurria. Con un estilo que fusiona lo figurativo y lo hiperrealista, Angurria ha logrado captar la atención tanto a nivel nacional como internacional, utilizando una paleta cromática que evoca los filtros de la era digital.
“El arte de pintar paredes no es algo nuevo; lo llevamos en nuestra historia desde el arte rupestre hasta los grandes muralistas como Diego Rivera y Siqueiros”, explica Angurria, quien, inspirado por amigos como Poteleche, se adentró en el mundo del arte urbano.
El muralismo en Santo Domingo tiene sus raíces en la obra de figuras como Vela Zanetti, Silvano Lora y Ángel Haché, quienes, en la década de 1990, comenzaron a vincular el arte con discursos sociales y comunitarios. Sin embargo, fue con la Bienal Marginal de 1992 que el muralismo comenzó a tomar un rumbo más consciente, donde se integraron tanto lo artístico como lo social.
Hoy en día, una nueva generación de muralistas está llevando esta tradición a nuevas alturas. Artistas como Skaps, Dovente y Schack son exponentes clave que han logrado poner al muralismo dominicano en el mapa internacional. A pesar de los desafíos, como las inclemencias del clima y la logística de trabajar en espacios públicos, los muralistas de Santo Domingo continúan pintando las paredes de la ciudad, con la firme convicción de que el arte tiene un poder transformador.
Angurria, quien también fundó la RD Street Art Academy, es un firme defensor de la importancia de la educación artística en las escuelas.
Para él, el arte no solo embellece, sino que es fundamental para el desarrollo de habilidades como el pensamiento crítico y la autoexpresión. “El arte no solo embellece, sino que transforma, y las escuelas son el mejor lugar para sembrar esa semilla”, afirma.
Otro artista destacado, Willy Gómez, ha logrado fusionar sus influencias del manga japonés con elementos caribeños, creando un lenguaje visual único que es tanto personal como universal.
Sus murales, llenos de colores vibrantes y detalles meticulosos, reflejan un diálogo entre las tradiciones artísticas de Oriente y Occidente, mientras que también transmiten un mensaje de esperanza y reflexión sobre el poder transformador del arte.
