RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.- América Latina y el Caribe, al igual que otras regiones del mundo, se encuentra en un proceso de transformación de la generación eléctrica mediante el uso de fuentes renovables. En esa llamada transición energética, algunos ya tienen casi todas sus fuentes «limpias», mientras que otros parecen estar rezagados debido a sus características.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se compromete a acelerar el cambio hacia sistemas carbono-neutrales en Latinoamérica, con el objetivo de obtener al menos el 80 % de la producción de fuentes renovables para el año 2030.
En realidad, el organismo internacional ha invertido $1,068 millones en la construcción de 425 MW y la modernización de 5,209 MW de plantas hidroeléctricas en la zona. Sin embargo, ¿qué está haciendo exactamente República Dominicana, dada su realidad?
En comparación con otros países de América Latina y el Caribe, donde las energías renovables abarcan hasta el 60 % de la generación, en la media, la matriz eléctrica solo representa el 15 %. En consecuencia, según el BID, la generación de CO2 se concentró principalmente en el sector energético, que representó el 42 % del total en 2020, seguido por el transporte con el 33 %.
Durante los últimos diez años, los países de la zona han trabajado para disminuir sus emisiones. Ese indicador aumentó su capacidad renovable en un 51 % entre 2015 y 2022, alcanzando el 64 % de la generación a partir de fuentes renovables en ese último año. Pero comprenden que el ritmo debe acelerarse. “A medida que la población y el crecimiento económico se prevé que la demanda de electricidad aumente un promedio anual de 2.3 % de 2022 a 2050”, citan.
La situación de República Dominicana es única, ya que carece de una conexión con otro país que pueda contribuir a la integración de energías renovables. Además, el costo del suministro de energía está relacionado con el costo de los combustibles fósiles. “Aunque se ha alcanzado una cobertura total en el servicio, al cierre de 2022 se registró una pérdida 36 %, es decir, que más de un tercio de la energía que comercializan las empresas distribuidoras no llega a los usuarios o no se factura”, añaden, desde el BID.
El apoyo financiero y las recomendaciones del organismo se centran en esas áreas. Según ellos, es factible descarbonizar la matriz de generación mediante el establecimiento de procesos competitivos para nuevos proyectos de energías renovables, lo que disminuiría los costos de generación eléctrica.
El Ministerio de Energía y Minas ha declarado que el precio promedio de generación de energía solar y eólica se reducirá en un 30 % en 2023. Además, los beneficios de eficiencia energética tienen un gran impacto económico en los usuarios y el mercado.
“Se debe continuar impulsando la participación del sector privado para invertir en centrales de generación y conexiones de energías renovables no convencionales, así como diseñar impuestos ambientales para grandes actores contaminantes también aportaría a descarbonizar la matriz, favoreciendo los ingresos tributarios y para reducir afectaciones a la salud y al medio ambiente”, indican.
Asimismo, la entidad está implementando iniciativas en República Dominicana para apoyar el logro de alcanzar un 30 % de energía renovable para el año 2030.
Una de las acciones más notables es el respaldo a la isla Saona, donde se está construyendo una micro red de energía totalmente renovable. La implementación de esta medida no solo fomenta la electrificación de la isla, sino que también establece las bases para un modelo energético más sostenible en el área.
De igual forma, está financiando una planta de energía solar con un sistema de almacenamiento de baterías para apoyar la estrategia de descarbonización del sistema eléctrico en Punta Cana y Macao. Esto tiene como objetivo disminuir la dependencia de los combustibles fósiles y promover el uso de energías renovables.
Invest está financiando la creación de la primera estación de carga para vehículos eléctricos en la zona en el ámbito de la electro movilidad. Con 28 cargadores alimentados por energía solar de última generación, representa un avance significativo hacia la adopción masiva de vehículos eléctricos en el país.
Además, gracias a una donación de la Unión Europea de tres millones de euros, el BID está llevando a cabo un proyecto piloto de electro movilidad que incluye la creación de la primera ruta de transporte público eléctrico en la Ciudad Colonial. El objetivo de este proyecto es mejorar la movilidad en las ciudades y disminuir las emisiones de gases contaminantes.
El BID Lab está apoyando un programa público-privado para la transición de motocicletas de combustión a modelos eléctricos en los servicios de entrega a domicilio en el sector de transporte de mercancías. El objetivo de esta iniciativa es construir hasta 2,000 unidades, lo que podría evitar la emisión de miles de toneladas de CO2 al año.
Además, está enfocado en mejorar la eficacia de la distribución y suministro de energía en el país. Se espera que los programas que reducen las interrupciones y pérdidas técnicas y las iniciativas de eficiencia energética en el alumbrado público generen ahorros significativos y fomenten un uso más responsable de los recursos energéticos.
