RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.– La actual administración de la Cámara de Cuentas culminará su período de cuatro años en abril próximo, posicionándose como una de las menos productivas de la historia del organismo, en términos de auditorías realizadas a instituciones públicas. Las diferencias entre sus miembros, sumadas a la desconfianza hacia los trabajos ejecutados por la gestión anterior, han ralentizado significativamente las labores de esta entidad creada para examinar las cuentas del Estado.
Desde su inicio, el Pleno, presidido por Janel Andrés Ramírez Sánchez, desechó informes de 13 auditorías realizadas en el cuatrienio anterior, alegando falta de legitimidad, a pesar de que estos informes evidenciaban irregularidades en la gestión de fondos públicos. Esta situación ha llevado a un clima de desconfianza que ha afectado el desempeño del organismo.
Mario Arturo Fernández, miembro del pleno, vaticinó un “resultado pírrico” para la gestión actual durante una sesión en diciembre de 2022. A pesar de que se aprobaron 108 auditorías e investigaciones especiales, solo 31 han alcanzado su fase final de publicación, mientras que 78 permanecen en proceso.
Hasta la fecha, la Cámara de Cuentas ha completado apenas 10 auditorías e investigaciones especiales, lo que representa un promedio de 2.5 auditorías anuales. En contraste, entre 2017 y 2020, se aprobaban alrededor de 44.25 informes cada año.
La gestión actual ha enfrentado un notable cuello de botella. El presidente de la Cámara se ha opuesto a la aprobación de investigaciones que no hayan sido verificadas por un equipo diferente al que realizó el levantamiento, lo que ha contribuido a la ineficacia en la ejecución de las auditorías.
A pesar de las irregularidades detectadas en investigaciones previas, como pagos duplicados y discrepancias en los estados de ejecución presupuestaria, los esfuerzos por retomar auditorías clave no han tenido éxito. Las decisiones de algunos miembros de rechazar informes importantes, como el relacionado con la Dirección Nacional de Bienes Nacionales (DGBN), han acentuado la crisis de credibilidad en la institución.
Con el final del período administrativo a la vista, la Cámara de Cuentas enfrenta un legado de ineficacia y cuestionamientos sobre su capacidad para fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas en la gestión de fondos públicos.
