RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.- La cartera bruta de créditos dirigida a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) creció un 8.5 % interanual al cierre de marzo de 2025, alcanzando los RD$534,988 millones, según revela el más reciente informe publicado por la Superintendencia de Bancos (SB), en ocasión del Día Nacional de las mipymes celebrado este 27 de junio.
Este desempeño reafirma el respaldo sostenido de la banca dominicana a uno de los sectores más dinámicos de la economía nacional.
Durante el último año, el número de préstamos otorgados al segmento mipymes aumentó un 13.6 %, totalizando 557,287 operaciones, con un saldo promedio por deudor de RD$959,899.
Tasa de interés más alta y morosidad controlada.
El informe señala que la tasa de interés promedio ponderado para las mipymes alcanzó 14.3 %, superando notablemente la aplicada al resto de la cartera comercial privada (10.4 %).
En cuanto al comportamiento del riesgo, la tasa de morosidad mostró un leve aumento interanual de 0.7 puntos porcentuales, ubicándose en 1.79 % al cierre de marzo. Pese al incremento, el indicador se mantiene en niveles aceptables dentro de los márgenes históricos.
“La cartera de créditos destinada a las mipymes muestra un nivel de actividad congruente con el ciclo económico vigente, con indicadores de riesgo dentro de los rangos históricos”, precisa la SB.
Crédito en moneda extranjera sigue ganando terreno.
En lo que respecta a financiamiento en divisas, el informe detalla que el crecimiento del crédito a mipymes en moneda extranjera se mantiene en línea con el comportamiento de la cartera en pesos dominicanos. A marzo de 2025, los préstamos en moneda extranjera representaban el 28.7 % del total.
Un sector clave en la economía dominicana
Este balance confirma que las mipymes continúan siendo motor esencial de generación de empleo, innovación y dinamismo económico. La disponibilidad de financiamiento y las condiciones del crédito son fundamentales para sostener su crecimiento.
El informe anual de la Superintendencia de Bancos resalta la necesidad de seguir fomentando un entorno de financiamiento inclusivo, competitivo y sostenible, especialmente en tiempos donde la resiliencia empresarial es crucial.