RDÉ DIGITAL, ESPAÑA.- Lo que comenzó como una historia de amor, se transformó en una de superación y éxito culinario. El chef dominicano Reynol Cuevas, afincado desde hace 15 años en el municipio de Albarracín, ha sido reconocido como el mejor cocinero de Aragón, tras destacarse en una competencia que incluyó a figuras consolidadas de la alta cocina, incluso chefs con estrellas Michelin.
El premio, concedido por la Academia Aragonesa de Gastronomía, marca un hito no solo por la calidad de su propuesta gastronómica, sino por la trayectoria personal de Cuevas, quien llegó desde República Dominicana sin formación en cocina y se abrió paso desde los fogones de un restaurante familiar hasta convertirse en referente regional.
“No sabía cocinar, pero me entregué por completo”, recuerda Cuevas, quien inició su carrera culinaria en El Portal, el restaurante de su suegro, donde comenzó desde los puestos más básicos.
De principiante a referente
A lo largo de los años, Cuevas se formó en escuelas especializadas y trabajó junto a chefs reconocidos, consolidando un estilo que integra la tradición aragonesa con influencias del Caribe.
Esta fusión de sabores y técnicas ha sido clave para su éxito, destacando en una región exigente con su identidad culinaria.
Su cocina se basa en el respeto al producto local, al que añade matices y perspectivas globales, sin perder el arraigo al entorno rural de Albarracín, un pueblo de apenas mil habitantes, conocido por su belleza natural y arquitectura medieval.
El reconocimiento a Cuevas representa mucho más que una distinción gastronómica. Para la comunidad de Albarracín, es también un símbolo de integración, diversidad y renovación del tejido local.
Para República Dominicana, un motivo de orgullo nacional en el ámbito cultural y culinario.
La Academia Aragonesa valoró en su decisión tanto la excelencia técnica como la capacidad del chef para enriquecer el panorama gastronómico regional con una propuesta auténtica, fruto de su dedicación constante.
Con este premio, Reynol Cuevas se posiciona como uno de los nuevos rostros de la cocina española contemporánea, demostrando que el talento y la pasión pueden florecer incluso en los lugares más inesperados.
