Por Jeimy Moquete
RDÉ DIGITAL, WASHINGTON.-A partir de este miércoles entra en vigor una tregua comercial de 90 días entre Estados Unidos y China, resultado de las negociaciones mantenidas el pasado fin de semana en Suiza. Este entendimiento busca reducir las tensiones entre ambas potencias económicas y ha sido bien recibido por los mercados internacionales.
Reducción de aranceles
Durante el periodo de tregua, China reducirá del 125 % al 10 % los aranceles aplicados a productos estadounidenses, mientras que Estados Unidos bajará del 145 % al 30 % los impuestos a los bienes procedentes de China.
Washington también se comprometió a eliminar los aranceles adicionales que impuso los días 8 y 9 de abril, aunque mantendrá vigentes los fijados antes del día 2 de ese mes. Estos últimos se justifican, en parte, por el papel de China en el suministro de precursores del fentanilo, que ingresan por la frontera con México. También se conservarán los aranceles aplicados a sectores estratégicos como el automotriz, el acero, el aluminio y los productos farmacéuticos, con el objetivo de fomentar el regreso de industrias clave al territorio estadounidense.
Diálogo bilateral sostenido
Ambas naciones acordaron crear un mecanismo permanente de diálogo que permita continuar las negociaciones. La delegación china estará liderada por el viceprimer ministro He Lifeng, mientras que la representación estadounidense recaerá en el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el representante de Comercio, Jamieson Greer.
Estas conversaciones se celebrarán de forma alterna en China, Estados Unidos o en un país neutral, conforme lo acuerden ambas partes. Además, se organizarán reuniones técnicas para tratar temas económicos y comerciales específicos.
La administración de Donald Trump celebró el acuerdo como un paso hacia el reajuste del desequilibrio comercial entre ambas potencias. En 2024, el déficit comercial de EE. UU. con China alcanzó los US$295,400 millones, la cifra más alta entre todos sus socios comerciales.
Trump calificó el encuentro en Ginebra como “productivo” y lo definió como un “reinicio total” en la relación bilateral. “Buscamos la apertura del mercado chino, y ellos han aceptado hacerlo, aunque llevará tiempo”, aseguró el mandatario.
La visión de Pekín
Por su parte, el Ministerio de Comercio chino describió las conversaciones como “francas, profundas y constructivas”, y expresó que el acuerdo sienta las bases para resolver las diferencias existentes. No obstante, Pekín pidió a EE. UU. que ponga fin a la práctica de aumentar unilateralmente los aranceles.
La prensa oficial china también reflejó el optimismo del gobierno. El Global Times afirmó que el pacto representa “agua de mayo” para el contexto internacional, al demostrar que es posible avanzar mediante el diálogo entre iguales. En un editorial, el diario advirtió que la relación entre China y EE. UU. no debe convertirse en un juego de suma cero, y enfatizó que el proteccionismo no tiene futuro.
Origen del conflicto y expectativas
La disputa comercial escaló cuando EE. UU. impuso aranceles, calificándolos de “recíprocos” frente a lo que considera prácticas comerciales desleales de China. La respuesta del país asiático elevó las tarifas al 125 %, generando un escenario que ambas partes califican de insostenible.
Aunque existe discrepancia sobre quién solicitó la cita en Ginebra China sostiene que fue a petición de EE. UU., mientras Trump lo niega, el comunicado conjunto destacó la importancia de una relación económica sostenible, equilibrada y mutuamente beneficiosa.
Ambas potencias aseguraron que continuarán las negociaciones con un espíritu de apertura, comunicación constante y respeto mutuo, con la expectativa de resolver sus diferencias a través del diálogo y no de medidas unilaterales.