RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.- El Ejército haitiano, liderado personalmente por el presidente Charles Herard Ainė (a) Riviere, apareció frente a la ciudad de Azua el 18 de marzo de 1844. En las orillas del río Jura estableció su campamento y al día siguiente, el 19, comenzó a atacar con sus soldados en dos columnas de infantería y caballería.
Mientras su infantería disparaba a fuego cerrado, los dominicanos comandados por los generales Pedro Santana y Antonio Duvergé los recibieron a cañonazos. Después de un breve conflicto, los haitianos regresaron a su campamento para recoger a sus heridos y fallecidos. Ese día, los dos Ejércitos no se encontraron más.
Por la noche, Santana organizó sus tropas y se trasladó de Azua junto con sus habitantes hacia Baní. Desplegó a sus soldados en varios lugares estratégicos, estableciendo el desfiladero de El Número como su principal línea defensiva y confiando al general Antonio Duvergé como líder.
El día 21 los haitianos se prepararon para atacar y, al ver que Azua estaba desierta, la ocuparon. Las tropas lideradas por Duvergé les impidieron cruzar las montañas de El Número.
Además, intentaron cruzar por el Memiso, ubicado más al norte, pero fueron obstaculizados por las tropas dominicanas. La ladera abrupta de la costa les impedía cruzar entre Palmar de Ocoa y la playa Caracoles, además de que los dominicanos tenían en la zona varias goletas que estaban siendo atacadas por la recién formada Armada Nacional, lo que obligó a los haitianos a quedarse en Azua.
Además, la retirada organizada del Ejército dominicano causó una mala impresión en la mayoría de los miembros de la Junta Central Gubernativa y en la mayoría de los habitantes de la capital, quienes la atribuyeron a la impericia de su comandante. Por lo tanto, se decidió establecer un cuerpo de tropas bajo la dirección del comandante Pedro Pina, bajo la dirección del general Juan Pablo Duarte.
El objetivo original era mandar al general Duarte a la zona de combate y designarlo como segundo jefe del Ejército del Sur, para que pudiera sustituir al general Santana en caso de fracaso y colaborar con él en la defensa de la patria. Sin embargo, debido a la falta de acuerdo entre estos dos generales, la campaña fue abortada.
En un dilema estratégico, la Junta Central Gubernativa decidió eliminar a Duarte de su cargo, lo que marcaría el destino del predominio que Santana tendría en su carrera política para alcanzar el poder.
Charles Herard trató de persuadir a su Marina de Guerra, que estaba compuesta por algunos barcos en mal estado, pero no tuvo éxito. En poco tiempo, la inactividad y el ocio, junto con la falta de recursos y aprovisionamiento, tuvieron un impacto negativo en la moral de las tropas haitianas, quienes comenzaron a desertar cada vez en mayor número debido a su inconformidad con la situación. Además, el prestigio del presidente Herard disminuyó.
En la batalla del 19 de marzo, el Ejército dominicano tenía 3.000 soldados mal armados, mientras que el Ejército haitiano tenía 10.000 soldados. La retirada de Santana de Azua fue reconocida como un cambio de dirección retrógrado.
Santana se sintió justificado en su retirada cuestionada de Azua debido al tiempo y los resultados, ya que el lugar no era adecuado para una defensa adecuada, ya que el pueblo se encontraba en medio de una sabana y sus viviendas eran hechas de madera. Los haitianos podrían rodearlos y quemarlos con fuego de artillería.
La Batalla del 19 de Marzo generó un gran impacto moral en todo el país, fomentando el entusiasmo bélico dominicanista que llevó a las grandes proezas de la historia. La lucha por la Independencia Nacional llevó a muchos nombres a la inmortalidad en 12 años de sangre, pólvora y machete.
