RDÉ DIGITAL, ESTADOS UNIDOS.- El Caucus Hispano del Congreso de Estados Unidos (CHC) alzó su voz este martes contra la propuesta de establecer un impuesto del 5 % a las remesas enviadas desde EE. UU. al extranjero, una medida que, según los legisladores, afectaría directamente a más de 40 millones de personas, principalmente inmigrantes que mantienen vínculos familiares en sus países de origen.
En una carta enviada al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, más de 25 congresistas demócratas solicitaron eliminar el gravamen del proyecto fiscal impulsado por el presidente Donald Trump, el cual está siendo debatido esta semana como parte del plan presupuestario federal.
“Fiscalizar las remesas es injusto, peligroso y contrario a los valores fundamentales de este país”, expresó el representante Adriano Espaillat, presidente del CHC y uno de los firmantes del documento. “Se trata de un ataque directo a las familias inmigrantes”.
Según los datos manejados por el CHC, los migrantes en Estados Unidos enviaron más de 93.000 millones de dólares en remesas en 2024, una cifra que representa una fuente de ingresos clave para países como México, República Dominicana, El Salvador, Honduras y Haití. En algunos casos, las remesas equivalen a hasta el 30 % del PIB nacional.
El impuesto, que eximiría a ciudadanos estadounidenses, ha sido calificado por los congresistas como una medida discriminatoria, ya que afectaría a residentes legales, titulares de visas temporales y trabajadores migrantes, pero no a quienes envían dinero dentro del país.
Preocupaciones diplomáticas y económicas
La propuesta también ha generado tensiones internacionales. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha criticado públicamente la medida, señalando que violaría acuerdos bilaterales, como el tratado de 1994 para evitar la doble tributación.
México, que recibió casi 65.000 millones de dólares en remesas en 2024, sería uno de los países más impactados.
El CHC advirtió que, de aprobarse, el impuesto podría afectar negativamente las relaciones exteriores de EE. UU., especialmente con naciones que dependen de estos flujos financieros para la estabilidad de sus economías y para el bienestar de millones de familias.
La propuesta se enmarca en un contexto de revisión fiscal y control migratorio promovido por sectores conservadores, que ven en el gravamen una posible fuente adicional de ingresos federales.
No obstante, para sus críticos, representa un retroceso en materia de inclusión y justicia económica.
El destino de esta iniciativa dependerá de las negociaciones en curso en el Congreso y del equilibrio de fuerzas entre los bloques republicano y demócrata.
Por ahora, el rechazo del CHC deja claro que el tema no pasará desapercibido entre los representantes de las comunidades latinas.