RDÉ DIGITAL, WASHINGTON.– El secretario de Salud de Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr., anunció este martes el retiro oficial de la vacuna contra el COVID-19 del calendario de inmunización recomendado para niños sanos y mujeres embarazadas. La medida, ya avalada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), marca un giro radical en la política sanitaria nacional frente al virus.
“Cuestión de sentido común”, afirma Kennedy
“No puedo estar más satisfecho”, declaró Kennedy en un video difundido a través de su cuenta oficial en X (antes Twitter). El funcionario, conocido por sus posturas críticas hacia la vacunación, calificó la decisión como “una cuestión de sentido común”, argumentando que no existen suficientes datos clínicos que justifiquen seguir administrando dosis de refuerzo a niños sin condiciones médicas previas.
Kennedy también responsabilizó a la anterior administración de Joe Biden por promover “estrategias vacunales sin evidencia robusta”, en referencia a las campañas de inmunización infantil y en embarazadas impulsadas entre 2021 y 2025.
CDC modifica lineamientos tras presión política
La medida ha generado una fuerte controversia entre sectores científicos, pediátricos y sociales. Diversas asociaciones médicas han advertido que el retiro de la recomendación podría debilitar la protección colectiva contra futuras variantes del coronavirus y aumentar el riesgo de brotes localizados.
Por su parte, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades confirmaron que la decisión forma parte de una “revisión integral” de los lineamientos de inmunización, en línea con nuevas prioridades establecidas por el Departamento de Salud bajo el Gobierno de Donald Trump.
Plan para vacuna “universal” y críticas al proyecto NextGen
En paralelo, Kennedy impulsa un proyecto para desarrollar una “vacuna universal” basada en virus desactivados, desplazando el enfoque de las vacunas ARNm —como las de Pfizer-BioNTech y Moderna— desarrolladas durante la pandemia.
El nuevo plan, liderado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH), pretende reemplazar el proyecto NextGen, valorado en 5,000 millones de dólares y creado bajo la administración Biden. Kennedy ha calificado ese programa como “un despilfarro de fondos públicos”, reforzando así su línea crítica hacia las vacunas de nueva generación.
El nombramiento sigue generando controversia.
El propio Robert F. Kennedy Jr., hijo del exfiscal general Robert Kennedy y sobrino del expresidente John F. Kennedy, ha sido durante años una de las voces más visibles del movimiento antivacunas en Estados Unidos. Aunque ha negado públicamente esa etiqueta, su historial de declaraciones contra la seguridad y eficacia de las vacunas genera desconfianza en amplios sectores científicos.
Diversas organizaciones de salud pública temen que estas decisiones reduzcan la confianza en los programas de vacunación en general, en un contexto en el que aún persisten secuelas sanitarias y sociales tras los cinco años de pandemia.
Expertos alertan sobre el riesgo de retrocesos en inmunización infantil y materna, mientras la Administración Trump avanza en una nueva estrategia sanitaria nacional.