RDE DIGITAL, SANTO DOMINGO.- El puente Francisco del Rosario Sánchez, más conocido como el Puente de la 17, es una estructura vital para la ciudad de Santo Domingo. Sin embargo, según Osiris de León, presidente de la Comisión para la Supervisión de las Infraestructuras Nacionales ante el Cambio Climático, este puente ha llegado al final de su vida útil y requiere una intervención urgente.
Construido en 1974 durante el gobierno de Joaquín Balaguer, el Puente de la 17 ha sido un testigo silencioso del crecimiento y desarrollo de Santo Domingo. Une las avenidas San Vicente de Paúl, en el sector de Los Mina, con la avenida Padre Castellanos, en el Distrito Nacional, facilitando el flujo de tráfico y conectando comunidades.
Sin embargo, su ubicación costera ha expuesto la estructura de acero del puente a los efectos corrosivos del salitre. Aunque no siempre visible, el salitre está presente en el aire, afectando todo lo que es metal en la ciudad. Desde los autos hasta las rejas de las ventanas, el salitre causa oxidación y deterioro. Y aunque estemos lejos del Malecón, a un kilómetro o dos kilómetros, toda esa área está cubierta de salitre, que puede llegar a varios kilómetros, empujado por el viento.
El Puente de la 17 no es una excepción a este fenómeno. A pesar de su importancia para la ciudad, el puente ha estado sufriendo en silencio, su estructura de acero está deteriorándose día tras día.
Por lo tanto, es imperativo que se tomen medidas para intervenir y preservar el Puente de la 17. No sólo es una cuestión de mantener la infraestructura de la ciudad, sino también de garantizar la seguridad de todos los que dependen de este puente en su vida diaria. Es hora de actuar, por el bien de Santo Domingo y su gente.
