Por Jeimy Moquete
RDÉ DIGITAL, MADRID.-La física ha dado un nuevo paso para comprender mejor las ondas gravitacionales, aquellas “arrugas” en el espacio-tiempo provocadas por fenómenos altamente energéticos, como la colisión de agujeros negros. Un estudio publicado en la revista Nature y encabezado por las universidades Humboldt de Berlín y Queen Mary de Londres marca un avance significativo en la modelización de estos eventos.
El equipo científico logró establecer un nuevo estándar de precisión en la representación matemática de las colisiones entre agujeros negros y estrellas de neutrones. Esta mejora ayudará a interpretar con mayor exactitud los datos recolectados por observatorios como LIGO, y servirá de base para los futuros instrumentos, como LISA, actualmente en desarrollo.
“Estos hallazgos darán forma al futuro de la astronomía de ondas gravitacionales”, afirmó Benjamin Sauer, uno de los firmantes del estudio. Por su parte, Jan Plefka subrayó que, aunque la interacción gravitacional entre dos cuerpos masivos puede parecer sencilla en teoría, su descripción matemática exige un altísimo nivel de detalle.
Geometría abstracta aplicada a la astrofísica
El estudio también destaca la aparición de estructuras matemáticas conocidas como espacios de Calabi-Yau, tradicionalmente vinculadas a la física teórica y la geometría algebraica. Ahora, estos complejos objetos geométricos se revelan útiles para describir fenómenos reales del cosmos.
Los investigadores adoptaron un enfoque progresivo: comenzaron con una versión simplificada del problema físico, y fueron añadiendo capas de complejidad, lo que permitió modelar con éxito la interacción entre dos objetos idénticos y su efecto en las ondas gravitacionales emitidas.
Desde su primera detección en 2015, las ondas gravitacionales han transformado la astrofísica, permitiendo estudiar eventos cósmicos antes invisibles. Este nuevo avance no solo afina las herramientas para su análisis, sino que también establece un vínculo directo entre las matemáticas puras y el universo observable.
El estudio representa un paso clave hacia una comprensión más profunda de la formación de galaxias y otros procesos cósmicos fundamentales, en un momento en que la exploración del universo entra en una nueva era de precisión científica.