Por Jeimy Moquete
RDÉ DIGITAL, SAN FRANCISCO.- Analistas del sector tecnológico alertan sobre el riesgo que enfrenta Estados Unidos de perder su liderazgo en la industria de los semiconductores frente a China, como resultado de las recientes restricciones impuestas por el gobierno del presidente Donald Trump a la exportación de chips avanzados.
La medida, destinada a frenar el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) en China, podría tener el efecto contrario, según expertos como Jack Gold y Rob Enderle. Ambos consideran que estas limitaciones empujarán a China a acelerar la creación de sus propios microprocesadores, lo que a mediano plazo podría consolidar su autonomía tecnológica y posicionarla como proveedor global.
“El país sufrirá aún más que las empresas individuales”, advirtió Gold, quien calificó la estrategia como una forma rápida de “ceder el liderazgo estadounidense en microprocesadores”. Añadió que una vez que China logre desarrollar chips competitivos, será difícil recuperar el mercado perdido, ya que las cadenas de suministro globales podrían adaptarse al nuevo jugador.
Las restricciones ya han tenido un impacto económico directo en empresas estadounidenses clave como Nvidia y AMD. Nvidia, que lidera el desarrollo de chips gráficos utilizados en IA generativa, reportó una posible pérdida de 5,500 millones de dólares en el trimestre actual, mientras que AMD proyecta una caída de 800 millones de dólares.
Las nuevas medidas afectan en particular a los chips H20, desarrollados por Nvidia para cumplir con las regulaciones anteriores pero que ahora también han sido restringidos. Esta decisión se produjo tras el avance tecnológico de la empresa china DeepSeek, que ha logrado crear modelos de IA comparables a los de OpenAI utilizando menos recursos y componentes menos sofisticados.
Durante la presidencia de Joe Biden ya se habían implementado controles a la exportación de semiconductores avanzados, con el objetivo de preservar la ventaja competitiva estadounidense y limitar el uso militar de estas tecnologías por parte de Pekín. Sin embargo, analistas como Gold opinan que estas políticas terminan penalizando a las propias compañías estadounidenses, en lugar de incentivarlas a innovar.
“Donald Trump probablemente piensa que si le ponemos las cosas más difíciles a China y a otros países, ganaremos mágicamente. No tiene sentido”, expresó Gold, quien considera que la estrategia correcta sería reforzar el desarrollo interno y apoyar a las empresas nacionales.
Pese al contexto, el CEO de Nvidia, Jensen Huang, ha reiterado su interés en mantener operaciones en China, país que representó el 13% de los ingresos globales de la compañía en 2024, con ventas por 17,000 millones de dólares.
En respuesta a las presiones del gobierno, Huang anunció que por primera vez Nvidia fabricará chips para supercomputadoras de IA íntegramente en territorio estadounidense. No obstante, expertos como Jacob Bourne señalan que EE. UU. aún no cuenta con suficiente mano de obra calificada para sostener una producción tecnológica de esa escala.
Además, construir una nueva planta de semiconductores puede costar entre 20,000 y 40,000 millones de dólares y tardar hasta cuatro años en completarse. “Hasta entonces, estamos pagando tasas”, concluyó Gold, al referirse a los efectos de la actual guerra comercial.