RDÉ DIGITAL, ESTADOS UNIDOS (AP).- Después de un verano de tumultos históricos, la contienda presidencial entre Kamala Harris y Donald Trump se ha centrado en una batalla electoral en siete estados clave.
Tanto la actual vicepresidenta demócrata como el ex presidente republicano están dedicando la mayor parte de sus recursos y tiempo a captar votantes en estos estados, donde se espera que la decisión final se base en tres temas principales: economía, inmigración y aborto.
Los candidatos se enfrentarán por primera vez en un debate la próxima semana, mientras que Pensilvania, el estado más crucial en la contienda, comenzará la votación anticipada en persona y por correo poco después.
A finales de septiembre, la votación anticipada estará en marcha en al menos cuatro estados, y una docena más se sumarán a mediados de octubre.
La elección, programada para dentro de 63 días, se perfila como una de las más reñidas en la historia reciente. Harris y Trump están empatados en la mayoría de las encuestas nacionales desde que el presidente Joe Biden terminó su campaña de reelección.
Sin embargo, la campaña de Harris ha reconocido que la victoria es incierta, describiendo la situación como «difícil, pero factible».
Por su parte, Trump ha rechazado cualquier sugerencia de que Harris esté por delante, atacándola en términos personales y presentando su posible victoria como una amenaza existencial para el país.
Enfoque en los siete estados clave
El mapa electoral se ha reducido a siete estados clave: Arizona, Georgia, Nevada, Carolina del Norte, Michigan, Pensilvania y Wisconsin. A pesar de las esperanzas iniciales de los republicanos de competir en estados demócratas como Minnesota o Virginia, ambas campañas se han centrado ahora en estos campos de batalla más tradicionales.
Harris ha revitalizado las perspectivas de los demócratas en los estados del Cinturón del Sol, donde los votantes afroamericanos y latinos, quienes no apoyaron a Biden a nivel nacional, parecen estar regresando al partido bajo su liderazgo.
Mientras tanto, Trump mantiene su enfoque en los estados del Medio Oeste, donde su campaña busca recuperar el apoyo que perdió en 2020.
Competencia publicitaria y organizativa
En cuanto a la publicidad, el equipo de Harris ha reservado más de 280 millones de dólares en anuncios televisivos y de radio para las semanas previas a las elecciones, superando significativamente los 133 millones de dólares del equipo de Trump.
Sin embargo, se espera que la campaña de Trump aumente su gasto en los próximos meses, especialmente en Pensilvania, donde ambas partes están invirtiendo fuertemente.
A nivel organizativo, los demócratas cuentan con una ventaja en términos de infraestructura de campaña, con más de 300 oficinas y 2,000 empleados en el terreno en los estados clave. Aunque el equipo de Trump niega que los demócratas tengan una ventaja tan grande, confiando en el apoyo de aliados bien financiados y más de 100 oficinas de campaña dedicadas en los estados cruciales.
Ambos candidatos enfrentan un electorado dividido, con votantes independientes que expresan insatisfacción con ambas opciones.
Las encuestas indican que Harris tiene una ligera ventaja en algunos rasgos clave, como ser percibida como más honesta y comprometida con la democracia que Trump, aunque ambos están empatados en términos de ser capaces de manejar una crisis y de preocuparse por el ciudadano promedio.
La carrera se decidirá en gran medida por cuál de los candidatos puede presentarse con más éxito como el «candidato del cambio». Trump, quien en 2016 se posicionó como el agente de cambio, sigue atrayendo a votantes frustrados con su estilo de liderazgo.
Por otro lado, Harris, con su posible ascenso como la primera mujer presidenta, también tiene la oportunidad de presentarse como una nueva dirección para el país.
