RDÉ DIGITAL, GENEVA.- El mundo laboral está experimentando cambios vertiginosos, y la relevancia del movimiento sindical en el próximo futuro dependerá crucialmente de su capacidad para adaptarse a nuevas realidades. Así lo señala Manuela Tomei, Directora General Adjunta para Gobernanza, Derechos y Diálogo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Tomei destaca que el movimiento sindical es uno de los principales medios de representación a nivel global, contando con la afiliación de aproximadamente 250 millones de trabajadores. Según la división regional de la OIT, el 35 % de estos trabajadores sindicados se ubica en Europa y Asia Central, marcando una disminución del 10 % en comparación con una década atrás. Por otro lado, la sindicación ha aumentado notablemente en la región de Asia-Pacífico, incluyendo a China, donde ahora se concentra el 36 % de los trabajadores sindicados en el mundo.
El resto de la afiliación sindical se distribuye entre Latinoamérica (18 %), África (10 %) y los países árabes (menos del 1 %). Sin embargo, más allá de estas cifras, la salud del movimiento obrero se mide también por su influencia en el debate político, la formulación de políticas públicas y su capacidad para afrontar desafíos emergentes, como la digitalización de la economía y el uso de la inteligencia artificial.
La entrevista resalta la importancia del diálogo tripartito entre gobiernos, empleadores y sindicatos, destacando su éxito durante la pandemia de covid-19 para encontrar soluciones prácticas y consensuadas en momentos críticos.
No obstante, Tomei expresa preocupación por el olvido de las lecciones aprendidas durante la pandemia, especialmente en cuanto al deterioro del espacio cívico, las libertades civiles y los derechos sindicales y empresariales.
En este contexto de cambios, los sindicatos enfrentan el reto de atraer a trabajadores en nuevos tipos de empleo, como los autónomos y aquellos en trabajos informales. Esto requiere ajustes en las estrategias y servicios sindicales para mantener una base sólida de afiliados.
La OIT reconoce que si bien habrá cambios en el mercado laboral debido a la digitalización, no se anticipa una pérdida masiva de empleos. Sin embargo, se advierte sobre la necesidad de evitar la polarización laboral y la brecha digital, enfatizando la importancia de inversiones públicas y privadas para asegurar una transición equitativa hacia un futuro laboral sostenible.