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La transformación de las elecciones dominicanas en 62 años de historia, un recorrido por las particularidades  

RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Desde que en el 1962 se celebraran las primeras elecciones democráticas tras el ajusticiamiento de Trujillo, 62 años después son palpables y visibles las transformaciones y cambios que han tenido a la fecha, vistos y comparados con los comicios de este 2024.

Este recorrido histórico de las particularidades de las elecciones desde hace 62 años resulta un ejercicio interesante de cómo “los tiempos y las tecnologías han incidido en los procesos electorales de la República Dominicana”.

En el proceso comicial del año 1962, a las cédulas de identidad de los votantes se les colocaba un sello con el “votó”, a la llegada de los votantes a las mesas o recintos electorales.

Y luego los votantes se anotaban en un registro para recibir una boleta por cada partido, de los que debían elegir uno e introducirlo en el sobre que sería depositado en la urna. El resto de volantes eran desechados a la basura.

En las elecciones del 1966 el tema fue que todo votante mayor de edad podía presentarse en la mesa electoral que le fuera conveniente, la más cercana a su casa.

Al llegar, se le recibía la cédula, se marcaba su dedo con una tinta indeleble e igualmente en su identificación se le colocaba el sello “votó”.

Otra particularidad de las elecciones de 1966, es que fueron celebradas el 1 de junio de ese año. El sello de “votó” fue acompañado de esa fecha.

Para los comicios del 1970, se usó la mancha de tinta en el dedo y se estableció que debía hacerse una rasurada en la mano de cada elector para “evitar que una persona votara dos veces”.

En 1974, las elecciones aún eran por partidos, con dos boletas por cada uno, divididos por perforación, y una por cada agrupación independiente; y para todos los cargos electivos juntos.

Si se quería votar completamente por un partido, lo correcto era colocar las dos boletas sin desprenderse en la urna. Por el contrario, si se quería hacerlo por candidaturas de partidos diferentes, la JCE había indicado que lo que había que hacer era desprender la boleta pequeña, de candidato presidencial, y la grande de senadores, síndicos y diputados, y colocar ambas en el sobre de votación.

Lo mismo pasaba en el 1986; pero para esa fecha la orden era solo marcar con una cruz, una equis o una raya dentro del recuadro del partido a elegir.

El modelo del 1994, es uno de los más parecidos al actual. Tres boletas: la “A” para presidente y vicepresidente; la “B” para senador y diputados; y en la “C” era elegido el síndico, hoy alcalde, y los regidores. Además de la lógica verificación de la cédula, la boleta debía ser doblada en cuatro partes y el dedo era manchado con tinta roja.

Para el año 2000, las mujeres debían llegar a sus colegios electorales entre las 6:00 y las 8:30 de la mañana, y los hombres entre las 1:00 y las 3:30 de la tarde, para hacer sus respectivas filas, entregar su documento de identidad al primer vocal y verificar su presencia en la lista definitiva de electores recurrentes.

Contrario a los demás procesos, aquí era devuelta inmediatamente la cédula, y los encargados tachan en el listado el formulario pasando una raya, mientras los votantes permanecían en fila para pasar en orden al momento de ser iniciado el torneo electoral, considerando que las mujeres podían votar de 8:30 de la mañana y las 1:00 de tarde; y los hombres de 3:30 a 6:00 de la tarde.

Con documento electoral en mano, otra vez, se entraba al local, con la boleta firmada y sellada se pasaba a la caseta para marcar, igualmente, con una raya, cruz o equis, el candidato que se quería y doblar la papeleta cuidando que el sello y firma estuvieran hacia afuera.

Después, se debía estampar la firma o huellas digitales de dominicano en la lista de electores definitiva, para pintar su dedo y salir.

Entre 2004 y 2008, la separación por sexo era más flexible, pero no inexistente. En las filas para entrar a los colegios electorales, en las que se entregaban tickets con número de llegada y se hacía la verificación en la lista para entregar la boleta a ser marcada, se dividían entre hombres y mujeres; y se seguía un esquema ordenado, prácticamente, de la misma forma que hoy.

Es el mismo modelo que se utiliza desde el año 2012, en el que el dedo entintado y la firma del padrón electoral, como mecanismo de evasión de la duplicidad de votos, sellan el fin del proceso individual para cada ciudadano. Esta última práctica es relativamente tradicional, repetida con ligeras variaciones en el orden en el que es ubicada en la actividad cada cuatro años.

El Listín Diario publicó originalmente este trabajo a propósito de las elecciones congresuales y presidenciales del domingo 19 de este mes de mayo 2024.

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