RDÉ DIGITAL, CANADÁ.- Mark Carney, economista de renombre mundial, ganó este lunes las elecciones generales de Canadá en una histórica jornada que redefine el panorama político del país. Exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, Carney logró en apenas cinco meses lo que parecía imposible: convertirse en primer ministro sin haber sido jamás diputado y revertir una derrota casi segura del Partido Liberal.
La llegada de Carney a la política fue meteórica. En diciembre, tras la renuncia forzada de Justin Trudeau, los liberales apostaron por este tecnócrata nacido en los remotos Territorios del Noroeste. Aunque desconocido para la mayoría del electorado, su perfil de gestor curtido en crisis como la recesión global de 2008 y el Brexit le dio credibilidad inmediata.
Contra todos los pronósticos y frente a un opositor consolidado como Pierre Poilievre, del Partido Conservador, Carney impuso una narrativa de defensa nacional frente a las amenazas externas, principalmente las del expresidente de EE. UU., Donald Trump. Ese discurso le permitió movilizar al electorado y asegurar la cuarta victoria consecutiva de los liberales.
Un discurso de advertencia
Tras confirmarse su triunfo, Carney habló ante sus simpatizantes con tono sereno pero firme. “Estados Unidos quiere nuestra tierra, nuestros recursos, nuestra agua, nuestro país. “No son amenazas vacías”, declaró, refiriéndose a las declaraciones de Trump sobre una posible anexión y al recrudecimiento de las políticas arancelarias contra Canadá.
El nuevo primer ministro afirmó que su primer gran reto será renegociar la relación bilateral con Washington. “Ya no tenemos la relación de integración profunda de décadas pasadas. “Toca redefinir los términos entre dos naciones soberanas”, sentenció.
Estas afirmaciones conectaron con una ciudadanía profundamente preocupada por el futuro inmediato. “Carney ha mostrado confianza en la existencia de Canadá”, escribió el académico Stephen Henighan en The Globe and Mail, destacando la capacidad del economista para articular un discurso nacionalista moderado y creíble.
Desafíos internos urgentes
Más allá del frente internacional, Carney asume el poder en medio de un descontento social generalizado. Los altos costos de vida, la crisis habitacional y el crecimiento descontrolado de la inmigración han generado tensiones que su antecesor no supo contener. Carney deberá responder con políticas claras que alivien la presión sobre millones de familias canadienses.
También tendrá que consolidar la unidad del país ante las crecientes tensiones territoriales en provincias como Alberta y Quebec, donde surgen voces centrífugas. Su imagen como unificador será puesta a prueba desde el primer día.
Sin experiencia parlamentaria ni trayectoria electoral previa, Carney se enfrenta al desafío de aprender rápidamente a operar en el complejo engranaje político. Pero su equipo asegura que está preparado. “Sé cómo gestionar una crisis y estoy listo para liderar”, dijo el lunes. Su esposa, la economista Diana Fox Carney, lo resume con claridad: “Afrontar retos es una de las características que definen a Mark”.
El mundo observa ahora a Canadá, mientras su nuevo líder asume el mando en tiempos de incertidumbre global y bajo la sombra de Donald Trump.
