RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Desde 2015, en el corazón de la Zona Colonial de Santo Domingo, un proyecto ha cambiado la vida de decenas de jóvenes a través de la música.
La Escuelita del Parque Colón, fundada por el músico Camilo Rijo Fulcar, nació como respuesta a la injusticia luego de que la Policía Municipal incautara el violín de un artista callejero. Indignado por la represión del arte, Rijo decidió crear un espacio donde la música fuera una herramienta de dignidad y oportunidad.
Cada domingo, la Escuelita ofrece clases gratuitas a niños en situación de vulnerabilidad, muchos de los cuales trabajan como limpiabotas o piden en las calles. Para Rijo, la enseñanza musical es más que una actividad recreativa; es un medio para alejar a los jóvenes de entornos de riesgo. “Una guitarra más es un arma menos”, sostiene el fundador, convencido del poder del arte para transformar vidas.
El impacto del proyecto se refleja en historias como la de Cristhian Camarena, quien pasó de tocar una flauta de PVC en la calle a estudiar en el Conservatorio Nacional de Música gracias a los conocimientos adquiridos en la Escuelita. Esta iniciativa no solo enseña acordes y melodías, sino que también brinda a los jóvenes un sentido de pertenencia y disciplina.
Beneficios de la música en el desarrollo juvenil
Diversos estudios han demostrado que la música tiene un impacto positivo en el cerebro y la conducta de los jóvenes. Según el informe “La música en nuestras mentes” del Consejo Mundial sobre la Salud Cerebral, la práctica musical mejora la memoria, la atención y la capacidad de razonamiento. Además, contribuye a la regulación emocional, reduciendo el estrés y fortaleciendo el sistema inmunológico.
Desde el punto de vista psicológico, la música también actúa como una herramienta terapéutica. La psicóloga clínica Mabel Perdomo explica que permite a los jóvenes canalizar sus emociones y desarrollar autocontrol.
“Muchos de estos niños buscan aceptación en su entorno y la música les brinda un espacio seguro para expresarse”, señala. Además, destaca que el aprendizaje de un instrumento promueve la paciencia, la disciplina y el trabajo en equipo, habilidades esenciales para la vida.
Por su parte, la antropóloga Tahira Vargas resalta que la música fortalece la identidad cultural y la cohesión social. “Cuando las personas se reúnen para tocar o escuchar música, se genera empatía y armonía, elementos claves para construir valores colectivos y reducir conflictos”, afirma.
A pesar de los beneficios de la educación musical, el acceso a clases privadas sigue siendo limitado para muchos jóvenes por los altos costos. Según el baterista y maestro Salvador Gutiérrez, una clase de música personalizada puede costar alrededor de RD$2,000 por hora, lo que la convierte en una opción inaccesible para sectores vulnerables.
Para ampliar el acceso a la enseñanza artística, el Ministerio de Cultura ha desarrollado programas como las Escuelas Libres, que desde 2005 han formado a más de 20,000 niños y jóvenes en música, teatro y danza.
Actualmente, el programa cuenta con 1,687 estudiantes activos en 14 provincias y ha invertido RD$45 millones entre 2020 y 2024 en su fortalecimiento.
Fuente: El Dinero