RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Los cantautores Pavel Núñez y Marel Alemany volverán a unir sus voces este sábado 10 de mayo en el concierto “Pavel a Marel”, una velada en la que el arte de la canción de autor será el gran protagonista. La presentación tendrá lugar a las 9:00 de la noche en el Hard Rock Café Santo Domingo.
Más allá de sus trayectorias individuales, a estos artistas los une una afinidad creativa y emocional cultivada desde sus inicios en Casa de Teatro, espacio donde compartieron escenarios y público.
Aunque Marel reside en Canadá, ambos lograron coincidir para concretar esta colaboración musical que, según afirman, no responde a una estrategia comercial sino a una necesidad artística mutua.
El espectáculo se plantea como una experiencia musical cercana y sin artificios, con una sola banda acompañante y una dinámica en la que ambos alternan canciones propias, las interpretan en conjunto y comparten anécdotas. Núñez describe el formato como un “conversatorio musical” en el que se cruzan historias, emociones y complicidades.
Entre los momentos más esperados del concierto se encuentran las versiones acústicas de dos temas emblemáticos: Lucecita, de Marel, y Canción de cuna, de Pavel.
Ambas piezas han sido revisitadas por los dos artistas en colaboraciones previas, y han despertado una respuesta afectiva entre los seguidores que se identifican con las letras y las vivencias que evocan. Para sus intérpretes, estas canciones ya no les pertenecen, sino que forman parte del imaginario emocional de quienes las han hecho suyas.
Mientras Lucecita remite al amor de pareja, Canción de cuna explora una conexión más íntima y familiar, dedicada por Núñez a su abuela.
Esta dualidad de sentimientos, entre el amor y la pérdida, será parte de la atmósfera emocional que propone el concierto, concebido como un espacio para el reencuentro entre artistas y público a través de la música con sentido.
Ambos coinciden en que, en un momento donde el consumo musical suele responder a tendencias fugaces, esta propuesta ofrece una pausa, un refugio en las letras y melodías que conectan con lo esencial. “Es una oportunidad de vivir la música desde otro lugar, de sentirla como la siente el otro”, afirman.