RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.– Las pérdidas totales acumuladas de energía en las Empresas Distribuidoras de Electricidad (EDEs) alcanzaron un 42.2 % en 2024, según datos del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (Crees), basados en un informe del Ministerio de Energía y Minas. Este es el porcentaje más alto registrado desde 2010, cuando la pérdida fue de 48.8 %.
El informe detalla que las pérdidas totales de energía corresponden a la diferencia entre la energía adquirida y la facturada. Es decir, por cada 100 gigavatios-hora (GWh) comprados, las EDEs perdieron 42 GWh. En términos absolutos, de los 20,390.68 GWh adquiridos en 2024, 7,674.2 GWh no pudieron ser facturados.
A esto se suma que el 4.6 % de la energía facturada no fue cobrada, lo que contribuyó a que el porcentaje de pérdidas totales acumuladas alcanzara el 42.2 %.
El subsidio a las EDEs ascendió a 1,769.1 millones de dólares en 2024, superando la proyección inicial de 86,844.8 millones de pesos y alcanzando un gasto ejecutado de 105,376.5 millones de pesos, según la tasa promedio del dólar del Banco Central.
Entre 2010 y 2012, las pérdidas de energía se mantuvieron en 44.8 % (2010-2011) y 41.0 % (2012). Posteriormente, entre 2013 y 2019, la energía generada y no facturada fluctuó entre 37.2 % y 30.6 %. Sin embargo, en 2020 la pérdida total de energía volvió a incrementarse a 37.6 %, tras haber registrado 30.6 % en 2019, el nivel más bajo de la década.
Durante el primer período del gobierno de Luis Abinader (2020-2023), las pérdidas totales de energía fueron de 37.6 % en 2020, 36.9 % en 2021, 38.9 % en 2022 y 40.7 % en 2023. La energía que se generó, suministró y facturó durante esos años alcanzó el 33.1 % en 2020, 32.6 % en 2021, 32.4 % en 2022 y 36.0 % en 2023.
El porcentaje de energía facturada pero no cobrada en ese período fue de 4.4 % en 2020, 4.3 % en 2021, 6.5 % en 2022 y 4.7 % en 2023.
El Crees advierte que sin reformas estructurales que reduzcan estas pérdidas, el país seguirá destinando sumas millonarias al sector eléctrico sin lograr una mejora sostenible en la eficiencia de las distribuidoras. Además, destaca que esto limita el desarrollo económico y afecta la calidad de vida de la población.