RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.- En medio de las pomposas declaraciones de Gloria Reyes, directora general de Supérate, sobre la supuesta disminución de la pobreza en República Dominicana, la realidad parece dictar considerablemente de las cifras presentadas durante la 62ª Sesión de la Comisión de Desarrollo Social en la sede de las Naciones Unidas.
Según los datos proporcionados por Reyes, la pobreza monetaria general se sitúa en un 24.4% en septiembre de 2023, cifra ligeramente menor al 27.6% registrado en 2019, antes de la pandemia. Sin embargo, la euforia oficial oculta el hecho de que más de una cuarta parte de la población sigue sumida en la pobreza, sin signos claros de mejora significativa.
La directora atribuyó esta supuesta disminución a las políticas de protección social del gobierno actual, pero la realidad es que estas medidas han dejado de lado a un segmento importante de la población, especialmente a las mujeres.
Reyes mencionó la feminización de la pobreza como uno de los “grandes retos”, pero la falta de acciones concretas demuestra una preocupante indiferencia hacia esta problemática persistente.
En cuanto a la recuperación económica y de empleo post pandemia, la retórica triunfalista de Reyes contrasta con la falta de detalles sobre la calidad de los empleos recuperados. ¿Son estos trabajos equivalentes a los perdidos durante la crisis de la COVID-19, o estamos presenciando una precarización laboral disfrazada de éxito?
Además, la directora destacó el aumento sistemático de salarios mínimos, pero no abordó las desigualdades salariales y la persistencia de condiciones laborales precarias para muchos trabajadores. El supuesto incremento del 36% en el salario promedio cotizable a la seguridad social desde 2020 parece insuficiente al considerar el costo de vida en constante aumento.
Gloria Reyes también abordó la feminización de la pobreza y la importancia de la política nacional de cuidados. No obstante, la falta de avances concretos y la persistencia de indicadores desfavorables demuestran que estas declaraciones son más retórica vacía que acciones efectivas.
En resumen, las cifras presentadas en la Comisión de Desarrollo Social de la ONU pueden pintar un panorama optimista, pero una mirada más cercana revela una realidad persistente de desigualdad y precariedad en República Dominicana.
En lugar de celebrar supuestos logros, es crucial que las autoridades aborden de manera efectiva los desafíos estructurales que continúan afectando a la población más vulnerable del país.