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PMA lucha contra el hambre masiva en Haití

RDÉ DIGITAL, PUERTO PRÍNCIPE.- En la Cocina Central del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en la capital de Haití, decenas de personas trabajan incansablemente para combatir el hambre. Desde cortar víveres hasta cocinar en enormes ollas y distribuir comida en campamentos, estas acciones son esenciales para miles de familias que dependen de estas comidas, a menudo siendo su única fuente de alimento diario.

Uno de estos refugios es el Colegio Isidor Jean Louis en el centro de Puerto Príncipe, que actualmente alberga a 600 personas que han debido abandonar sus hogares debido a la violencia de las bandas armadas. En este contexto, EFE se une al PMA para conocer de cerca esta labor.

Una de las residentes en este refugio es Elva Senfró, de 85 años, quien ha estado allí durante meses después de escapar del barrio junto a su hijo durante un ataque violento de las pandillas.

«La pandilla estaba atacando el barrio, quemando casas, y mi hijo me sacó corriendo y me trajo aquí, donde he estado viviendo desde hace cinco meses (…) Me gustaría tener algo que comer todos los días, pero no es así, solo puedo comer cuando me traen algo», comparte la anciana con EFE.

Haití enfrenta una grave crisis de inseguridad alimentaria, con cerca de cinco millones de personas, casi la mitad de la población, lidiando con esta situación y 1,64 millones enfrentando niveles de «emergencia» según el PMA, cifras que no se veían desde el terremoto de 2010.

El director del PMA en Haití, Jean-Martin Bauer, enfatiza que «hay cinco millones de personas que tienen dificultades para conseguir comida. Son personas que no saben qué comerán mañana, que no tienen dinero para saber si tendrán comida al día siguiente».

Esta situación se agrava en zonas como el valle de Artibonite, antes considerado el granero del país pero que ahora sufre por la violencia que ha afectado a los agricultores y ha impedido la producción alimentaria. También preocupan áreas como el departamento del Oeste, zonas rurales del sur y barrios pobres de la capital, todos con altos niveles de inseguridad alimentaria.

«Artibonite es una zona que solía producir mucha comida para el país, pero ahora ni ellos mismos tienen suficiente debido a la violencia», explica Bauer, quien destaca que unos 3.000 productores se han visto obligados a abandonar sus tierras debido a esta situación.

Cada día, cerca de las dos de la tarde, el personal del Centro de Animación Campesina y Acción Comunitaria (CAPAC), una organización local asociada con el PMA, llega al Colegio Isidor Jean Louis para distribuir el almuerzo. Este operativo se repite diariamente, siendo una esperanza para los más vulnerables en medio de esta crisis alimentaria.

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