RDÉ DIGITAL, WASHINGTON.– En un encuentro cargado de tensión política y económica, el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, se reunió este jueves en la Casa Blanca con el presidente Donald Trump, en lo que fue su primer cara a cara desde el inicio del segundo mandato del mandatario republicano. La cita se produjo por invitación del Ejecutivo y reflejó la creciente presión de la Casa Blanca sobre la política monetaria del país.
Durante la conversación, ambos líderes abordaron la evolución reciente de la economía estadounidense, centrando el análisis en variables clave como el crecimiento económico, el empleo y la inflación. Sin embargo, Powell se mantuvo firme: “La trayectoria de la política monetaria dependerá completamente de la información económica recibida y su impacto en las perspectivas”, señaló la Fed en un comunicado posterior a la reunión.
Trump insiste en bajar los tipos de interés.
El presidente Trump ha sido un crítico persistente de las decisiones de la Fed y, en particular, de su presidente. Ha calificado a Powell de “necio” en múltiples ocasiones por negarse a bajar las tasas de interés, actualmente situadas entre el 4.25 % y el 4.5 %. Según Trump, mantener los tipos elevados deja a Estados Unidos “en desventaja frente a China y otros competidores”.
“El presidente cree que la negativa de Powell a bajar las tasas es un error que perjudica la competitividad económica del país”, afirmó la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en conferencia de prensa.
La Fed reitera su rol técnico y apolítico.
En un claro intento de reafirmar la independencia institucional del banco central, Powell recalcó que él y los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) “establecerán la política monetaria para promover el máximo empleo y la estabilidad de precios, basándose únicamente en un análisis cuidadoso, objetivo y apolítico”.
Pese a las críticas del Ejecutivo, la Fed adelantó esta semana que prevé “uno o dos recortes” de tipos de interés antes de que finalice el año. No obstante, Powell advirtió que los riesgos derivados de los aumentos arancelarios impulsados por la Casa Blanca podrían agravar la inflación, frenar el crecimiento y elevar el desempleo, a pesar de que la economía actual muestra señales de solidez.
La reunión no resolvió las diferencias entre ambas instituciones, pero dejó claro que el pulso entre política monetaria e intereses políticos seguirá marcando el rumbo económico de Estados Unidos en los próximos meses.
