abril 17, 2025
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RDE DIGITAL

¿Quién construye los hermosos complejos turísticos dominicanos?

RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.- El turismo, con el paso del tiempo, se ha convertido en un impulso de economía de la República Dominicana, representando casi el 20 % del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Este sector, además de generar ingresos, ha despegado industrias como la construcción.

En el corazón de este crecimiento, predomina una fuerza laboral inusual, que proviene en gran parte de nuestro país vecino, Haití. Esta mano de obra ha levantado inmensos edificios y complejos turísticos, como también la construcción de infraestructuras y mantenimiento de operaciones diarias en los resorts que tanto disfrutamos.

Sin embargo, esta inmigración exorbitante de trabajadores ha desplazado la mano de obra dominicana.

Los trabajadores que cruzan la frontera

Desde el siglo pasado, los haitianos ha cruzado la frontera dominico-haitiana en busca de una “mejor calidad de vida”. Esto data desde el auge de la industria azucarera, cuando todavía el turismo se encontraba prácticamente en pañales.

Pero, a medida que esta área empezó a requerir más manos para expandirse, estos inmigrantes se trasladaron a zonas turísticas del este, como Bávaro y Punta Cana para cubrir estos requerimientos de los empresarios que empezaban a crecer.

Al aumentar las dificultades económicas en el país vecino, esto obligó a sus ciudadanos a desplazarse, estos ingresaron a la parte dominicana, sin más que dos “remuas” para subsistir, de manera ilegal lo que los hace más propensos a la explotación laboral.

Esta situación fomentó el mercado laboral con precarios salarios, condiciones de vida deplorable y una ausencia de beneficios en la seguridad social que ahuyentó a los dominicanos de este sector, que con el paso de los años crece más.

Desplazamiento de los dominicanos del área turística

Siendo esto tan desfavorable para un dominicano, los empresarios que necesitaban manos para la construcción en áreas turísticas, accedieron al único que aceptaba estos maltratos, el hombre haitiano.

De acuerdo con el informe “Mercado laboral y mano de obra extranjera en el sector turismo de República Dominicana” en ciertos casos, los haitianos son preferidos por su disposición a aceptar trabajos que los dominicanos rechazan, no solo por la baja remuneración, sino también por las bajas condiciones de trabajo.

Y este rechazo por parte de los nacionales a aceptar tan bajos salarios, dio paso al aumento de los trabajadores haitianos, que representan entre el 80 % y 90 %, generando inquietud en la masificación de ilegales que ha puesto en palestra la invasión que estamos sufriendo.

No obstante, los haitianos han realizado paros en distintos puntos turísticos reclamando mejores condiciones laborales y salarios, como si tuvieran alguna legalidad para exigir ciertos derechos que los empresarios no quieren otorgar, ya que si fueran suplidos, la mano de obra dominicana predominara en estos lugares.

Un ejemplo de este tipo de reclamos es la marcha en respuesta a la protesta en Friusa, donde haitianos paralizaron la construcción de obras en Punta Cana el lunes 31 de marzo pasado.

Cuando ocurre una interrupción en la disponibilidad de mano de obra haitiana, ya sea por políticas migratorias, crisis políticas en Haití o protestas laborales, las repercusiones son inmediatas y notorias. La paralización de la mano de obra haitiana genera un efecto dominó en la economía dominicana.

Debido a este tipo de reclamos, la edificación de hoteles y otras infraestructuras se ven afectadas, por tanto afectan a los empresarios dominicanos, haciéndolos defender lo indefendible: aceptar o tolerar a los indocumentados haitianos.

A pesar de que estos trabajadores obtienen ciertos beneficios y derechos, como acceso a hospitales públicos, ocupar espacios en transportes, que le corresponden a los dominicanos, se han vuelto indispensables para que esta inmensa industria prospere y opere con éxito.

A medida que esta industria siga creciendo y tolerando estas bajezas, consideradas una traición a la patria, seguirán enfrentando a este problema hasta que se haga imposible erradicar.

Es necesario que los empresarios crean conciencia de que, aparte de ser un maltrato a seres humanos, es una deshonra aceptar que los ilegales adquieran beneficios que son de los dominicanos, de los que se esfuerzan por pagar cada día sus impuestos y recordar que a veces, es mejor ganar menos y tener la conciencia limpia y una patria libre.

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