RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Desde julio de 2024, los vuelos comerciales directos entre Venezuela y República Dominicana están suspendidos por orden del gobierno venezolano, en medio de un conflicto diplomático no resuelto. Esta interrupción ha tenido consecuencias económicas significativas, especialmente para el sector turístico dominicano, que hasta entonces mantenía una relación robusta con el mercado venezolano.
Caída histórica en el flujo de pasajeros
Antes del cierre, la conexión aérea entre ambas naciones era constante y productiva. Solo entre enero y agosto de 2023, se registraron 2,902 operaciones aéreas, equivalentes a unos 1,500 vuelos redondos. En ese mismo año, más de 71,000 turistas venezolanos arribaron a República Dominicana, generando una derrama económica estimada en US$86 millones, con un gasto promedio de US$1,197 por visitante.
Sin embargo, la suspensión de vuelos alteró radicalmente esta dinámica. En el primer trimestre de 2024, apenas 5,312 pasajeros venezolanos llegaron al país, una caída del 70.43 % respecto al mismo periodo del año anterior. Si la tendencia persiste, solo 21,248 viajeros cruzarán en 2025, con un gasto turístico proyectado en torno a los US$25.4 millones, lo que supone una pérdida potencial de más de US$60 millones.
Sectores clave bajo presión
El impacto trasciende a las aerolíneas. Zonas como Santo Domingo y Punta Cana, tradicionalmente receptivas al visitante venezolano, han visto menguar la demanda en hoteles, restaurantes, comercios, agencias de viajes y transporte terrestre. Las consecuencias económicas de esta desconexión aérea son palpables en todo el ecosistema turístico, especialmente en los sectores orientados al visitante latinoamericano de alto consumo.
Incertidumbre sobre una reanudación
Hasta el 27 de mayo de 2025, no hay confirmación oficial sobre la reanudación de los vuelos directos. Aunque algunos medios han sugerido avances diplomáticos, las cifras actuales se basan en proyecciones fundamentadas en tendencias pasadas. Mientras tanto, las autoridades turísticas y empresariales dominicanas mantienen la esperanza de que una pronta resolución del conflicto permita restablecer el puente aéreo y reactivar uno de los mercados emisores más relevantes del Caribe.
Conclusión:
El cese de vuelos entre Venezuela y República Dominicana no solo representa una fractura diplomática, sino una pérdida económica concreta. La recuperación de esta conexión podría significar no solo la reactivación de un flujo turístico vital, sino también la estabilización de cientos de empleos y actividades comerciales en ambos países.
