RDÉ DIGITAL, WASHINGTON.– La administración del expresidente Donald Trump anunció la cancelación de todos los contratos federales restantes con la Universidad de Harvard, por un valor estimado en 100 millones de dólares, como parte de una ofensiva contra lo que denomina “instituciones con sesgos ideológicos”.
Según una carta firmada por Josh Gruenbaum, comisionado del Servicio Federal de Adquisiciones, que será enviada hoy a las agencias federales, estas deberán revisar y rescindir los contratos que no sean considerados críticos. Los contratos esenciales podrían ser transferidos a otros proveedores. El documento fue revelado por The New York Times.
“Esta revisión se alinea con la directiva de la administración de que todos los servicios federales contratados defiendan y promuevan firmemente las prioridades estratégicas de la agencia”, indica el texto.
Harvard en la mira por razones ideológicas
La decisión forma parte de una estrategia más amplia impulsada por Trump, que ya había congelado US$3,200 millones en subvenciones y contratos federales con Harvard. Además, el gobierno había prohibido temporalmente la matriculación de estudiantes internacionales, una medida que fue suspendida por una jueza federal.
La Casa Blanca justifica la cancelación de los fondos al alegar que la universidad discrimina a estudiantes blancos en su proceso de admisión, mantiene una postura “woke” en su administración académica y tolera conductas antisemitas. La carta acusa directamente a Harvard de poner en riesgo “la seguridad y el bienestar de los estudiantes judíos”.
Universidad recurre a los tribunales.
Ante el embate gubernamental, Harvard ha recurrido al sistema judicial para revertir las medidas. El mes pasado, la institución presentó una demanda para recuperar los fondos federales y restablecer su capacidad para aceptar estudiantes internacionales.
En una decisión preliminar, la jueza Allison D. Burroughs restituyó de forma temporal ese derecho, y está programada una audiencia esta semana para decidir si dicha medida se extiende.
Con 6,800 estudiantes internacionales —el 27 % de su matrícula total—, Harvard considera que las medidas federales representan un riesgo financiero y académico significativo. Su presidente, Alan M. Garber, calificó la situación como “un golpe potencialmente devastador” a la misión global de la institución.
Este nuevo capítulo en la relación tensa entre la administración Trump y una de las universidades más influyentes del país podría reconfigurar el rol de las instituciones educativas en la política federal estadounidense.