RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Mike Tyson, el excampeón de boxeo, regresa al ring a los 58 años para enfrentar al boxeador Paul en una pelea muy esperada, casi dos décadas después de su última competencia profesional. El regreso de Tyson al boxeo trae consigo serios riesgos para su salud, especialmente neurológicos, dado que el deporte de contacto al que ha dedicado su vida está asociado con daños cerebrales.
Este viernes 15 de noviembre, desde las 23:15 del este de Estados Unidos aproximadamente, Tyson y Paul se estarán enfrentando en el estadio de Dallas Cowboys en un combate de peso pesado a ocho rounds de dos minutos, que se podrá ver por Netflix en todo el mundo mediante streaming. La última pelea profesional de Tyson fue hace 19 años, cuando perdió ante Kevin McBride. Desde entonces, solo ha participado en una pelea de exhibición, hace cuatro años. Originalmente programada para julio de este año, su pelea con Paul se pospuso debido a problemas de salud de Tyson, concretamente un brote de úlcera. Sin embargo, el regreso al ring se concretará este viernes.
Competir al más alto nivel conlleva muchos retos, y conforme los atletas envejecen, la recuperación física y mental se vuelve más difícil. En deportes de contacto como el boxeo, los desafíos aumentan debido al daño potencial al cerebro. Según el Dr. Nitin K. Sethi, profesor de Neurología en Weill Cornell Medical College, Tyson corre el riesgo de sufrir daño neurológico, dada la naturaleza del deporte y su larga carrera.
El boxeo no solo expone a los luchadores a golpes explosivos que pueden causar nocauts, sino también a los efectos acumulativos de los golpes repetidos en la cabeza. Estos impactos pueden resultar en condiciones crónicas, como insomnio, mareos y, en casos más graves, Parkinson o encefalopatía traumática crónica (CTE).
Los boxeadores mayores de 40 años son considerados de alto riesgo debido a la disminución en la capacidad del cerebro para manejar conmociones. A pesar de que varios boxeadores han continuado su carrera pasada la barrera de los 40, la preocupación sobre los daños cerebrales persiste. Tyson, que peleará a los 58, no ha competido profesionalmente desde 2005, lo que incrementa los riesgos asociados con su regreso.
El Departamento de Licencias y Regulación de Texas, encargado de autorizar su pelea, ha exigido que Tyson se someta a pruebas de electroencefalograma y electrocardiograma para garantizar que esté en condiciones aptas para pelear. Además, la pelea se llevará a cabo con algunas excepciones, como la reducción de los asaltos y el uso de guantes más grandes, lo que busca mitigar los riesgos de daño cerebral.
El boxeo es un deporte que sigue siendo popular a pesar de sus peligros, y Tyson ha sido una de sus figuras más destacadas. No obstante, su regreso al ring plantea serias preocupaciones sobre los efectos a largo plazo que este podría tener en su salud. Aunque la emoción de su retorno es palpable, la realidad de los daños neurológicos podría eclipsar los beneficios de su regreso.
