RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.- La reciente tragedia ocurrida en la discoteca Jet Set, en Santo Domingo, dejó más de 220 muertos y evidenció, una vez más, la alarmante falta de preparación del Estado dominicano para enfrentar emergencias de gran magnitud. Esta catástrofe, que enluta a la nación, se suma a una lista de desastres recientes como la explosión en San Cristóbal, el colapso en Poliplás y las inundaciones en el túnel de la 27 de Febrero, revelando la precariedad de nuestra capacidad de respuesta.
Más allá del luto, los hechos obligan a mirar de frente una verdad ineludible: la República Dominicana no cuenta con un sistema de contingencia moderno, coordinado y equipado para salvar vidas cuando el tiempo apremia.
Sistemas de emergencia rebasados y sin recursos
La falta de infraestructura adecuada y de personal capacitado se refleja con crudeza en cada tragedia. La carencia de unidades caninas, cámaras térmicas, ambulancias equipadas y paramédicos entrenados retrasa los rescates, mientras el país observa cómo la improvisación se impone en el momento en que se requiere precisión y eficiencia.
El Cuerpo de Bomberos, institución clave en la respuesta ante desastres, carece de tecnología avanzada y de un plan operativo moderno. Pese a su dedicación, los bomberos enfrentan situaciones críticas sin las herramientas mínimas para actuar de manera eficaz. A ello se suma la limitada disponibilidad de equipos de apuntalamiento, grúas y maquinaria pesada necesaria para operaciones de remoción de escombros.
En el caso del colapso de Jet Set, un edificio de un solo nivel, el equipo de rescate trabajó por más de 53 horas en condiciones extremas, sin contar con la tecnología que podría haber permitido localizar y salvar vidas con mayor rapidez. Miles de personas esperaban respuestas, pero estas nunca llegaron a tiempo.
Jet Set: reflejo de un sistema colapsado
La tragedia de Jet Set no es un hecho aislado, sino el reflejo de un sistema nacional de emergencias obsoleto. La ausencia de un plan de contingencia nacional eficiente, capaz de activarse de inmediato y con recursos suficientes, pone en riesgo la vida de millones de dominicanos.
La falta de coordinación interinstitucional, la ausencia de simulacros y la inexistencia de una red moderna de comunicación entre organismos de emergencia agravan las consecuencias de cada evento. Esta situación, repetitiva y predecible, exige una reforma urgente y profunda.
Hacia un sistema de respuesta inmediata e integral
– La prevención debe convertirse en una prioridad estatal. Para ello, proponemos un plan nacional de contingencia estructurado sobre cinco pilares:
– Modernización del Cuerpo de Bomberos, con equipos tecnológicos de última generación, incluyendo cámaras térmicas, herramientas de rescate hidráulico y capacitación permanente.
– Ambulancias de alta tecnología, dotadas de sistemas de monitoreo en tiempo real, medicamentos de emergencia y personal médico especializado.
– Unidades caninas entrenadas, disponibles en todas las regiones del país para la localización de personas atrapadas en estructuras colapsadas.
– Paramédicos de intervención rápida, con formación avanzada en trauma, manejo de múltiples víctimas y protocolos de primeros auxilios en desastres.
Red interinstitucional de comunicación, que garantice una respuesta coordinada y sin dilaciones burocráticas entre Defensa Civil, bomberos, Policía Nacional, Cruz Roja y centros hospitalarios.
– Asimismo, se recomienda la realización periódica de simulacros simultáneos en edificaciones públicas y privadas de más de cinco niveles, así como la firma de convenios con empresas que cuenten con grúas, palas mecánicas y ambulancias, para responder con inmediatez en caso de emergencias mayores.
Un país expuesto a grandes riesgos
La ubicación geográfica de la República Dominicana, sobre placas tectónicas activas, convierte al país en un territorio de alto riesgo sísmico. Haití y Puerto Rico ya han sufrido devastadores terremotos en años recientes. Por tanto, es urgente diseñar un sistema de alertas tempranas y un protocolo de evacuación y rescate que pueda aplicarse a nivel nacional.
No se trata solo de reaccionar ante las catástrofes, sino de prevenirlas y mitigar sus efectos mediante un enfoque estratégico de largo plazo.
La prevención como eje de la política pública
La República Dominicana no puede seguir siendo un país reactivo. Necesita con urgencia una política de prevención sólida, sostenible y bien articulada, que contemple desde la inversión en infraestructura hasta la educación comunitaria en gestión de riesgos.
Es responsabilidad del Estado garantizar que cada ciudadano, sin importar su ubicación, cuente con acceso a un sistema de emergencias eficiente. La tragedia de Jet Set debe ser el punto de inflexión para construir una República Dominicana más segura, más preparada y con una visión de futuro que priorice la vida.