Lo que sería un mapa o guía geográfica de la producción cinematográfica, conduce a reconocer el valor, la relectura, el continente y contenido de todo tipo de productividad cinematográfica que importantisa todo el proceso de producción de signos y sentidos acogiéndose no solo a las particularidades de dicha materialidad significante.
La crítica de cine somete el producto a una criba que parte de una reflexión y análisis de mentalidades creadoras que se reconocen en una prueba de interpretación y reconocimiento de la obra de arte cinematográfica.
Lo que invade la pregunta que es la crítica de ciñe entendida como una pisada del conocimiento asoma teniendo en cuenta las arritmias del cine nuestro tiempo, lo que implica toda una construcción de una reelectura de los elementos clave para estructura mejor una conducta del sujeto llamado pronunciamiento estético del cine.
Que significa que la crítica alcanza hoy cierto nivel y de pronto el nivel mismo le convoca para fundamentar y refúndamentar lo que había separado y destacado como crítico particular basada en una temperatura de valores sobre la base de un papel asegurador a favor de un estado de derecho; la práctica.
La crítica y la teoría del cine subvierte la ideología de la visión que vincula al producto con lo real imaginario en una geografía determinada. Así las cosas películas como la muralla verde de Armando Robles Fodoy, el lugar sin límites del mexicano Arturo C, invasión del argentino Hugo Santiago, y chircales de Marta Rodríguez y Jorge Silva han constituido en la modernidad de finales del siglo XX una construcción geográfica en base a estéticas experimentales.
Todo este fenómeno de producción y norte de comunicación lo hemos reconocido en aquello que se llamó la geografía de países que como Chile, México, Argentina o Peru subsisten con una producción local que ha tenido y tiene aún hoy una resolución de procedimientos y de reglas inclusivas que sobresalen al momento de un cambio de paradigmas, vale decir que en la geografía de Latinoamérica o el caribe encontramos hacia finales de los años sesenta y comienzos de los setenta cierra producción en proceso que ajusta o rompe de manera expresa en obras como Dios y el diablo, en la tierra del sol realizada en 1964 en Brazil por Clauver Rocha, pero más tarde en 1967 Clauver Rocha da a la luz un importante film titulada Tierra en transe y aseguida en el mismo Suramérica pudimos ver una obra de intensidad narrativa y de tipo post colonial que implicó una respuesta a nivel cinematográfico en contra del neoconolianismo que amenazaba las estructuras reales de America Laguna.
Se produce la hora de los hornos de Fernando Solanas y Octavio Getino, presentada en 1968, siendo así que en el mismo año Fernando y Octavio hicieron otras obras como parte de una crítica a la crisis nacional y el peligro que ocurría por un producto artístico, político, donde desde un nuevo modelo o un modelo de producción que según los críticos el cine latinoamericano se puso en un primer lugar de soluciones artísticas e ideológicas.
Fue en ese mismo año de 1968 cuando el director cubano Thomas Tierres Alea produjo una película impresionante sobre la visión del otro cine y el texto utilizado fue la novela Memorias del subdesarrollo cuyo autor es Edmundo Desnoes.
Conviene también señalar desde el punto de vista de la teoría y la crítica del cine actuales el aporte del cineasta chileno Patricio Guzmán y el marco ideológico de gobiernos autoritarios de America Latina y a la vez divulgó los ideologemas de una teoría y una crítica de cine denominaba por aquellos.