RDE DIGITAL, MADRID (EFE). – Más del 50 % de las jóvenes latinoamericanas no habían accedido al empleo al inicio de 2020, una desigualdad de género superior a los 15 puntos porcentuales en la transición de los estudios al mercado laboral en todos los países de la región, según un estudio de la oenegé Ayuda en Acción sobre el paro juvenil en América Latina y España.
El informe, presentado este lunes en Cada de América en Madrid, afirma que solo una tercera parte de los jóvenes ha finalizado esa transición y que las jóvenes, particularmente aquellas de bajos ingresos y áreas rurales, en esta situación se enfrentan a una mayor exclusión debido a la distribución desigual del trabajo doméstico y de cuidados.
El director del Programa Europa de Ayuda en Acción, Matías Figueroa, comentó a EFE que los datos arrojan un «claro sentido de urgencia» ante el desempleo juvenil.
El estudio, que pone en común datos de encuestas de hogares o de empleo en 17 países latinoamericanos y España, concluye que solo el 23 % de las personas de entre 15 a 29 años están actualmente empleadas en un trabajo estable y satisfactorio.
Para deducirlo se vale del Índice de Transiciones en Desventaja (ITed), una herramienta bianual diseñada por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), con sede en Argentina, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Universidad Autónoma de Barcelona, en España, que pretende conocer las desigualdades educativas, laborales y de género detrás de los datos de desempleo.
«Buscábamos tener un instrumento que sirviese para hacer una foto periódica, cada dos años, para descifrar cuáles son los elementos que obstaculizan el paso de los jóvenes al mercado de trabajo», explicó Figueroa, quien valoró que hoy en día esta transición ya no es «lineal» sino un proceso más tardío y con interrupciones.
Ayuda en Acción define la situación del acceso al primer empleo estable como «una deuda pendiente» y pone el acento en causas que fueron agravadas por la pandemia de la covid-19 como el abandono escolar, la finalización de la secundaria y el diferente acceso a las oportunidades.
«Tenemos que romper esa herencia intergeneracional de la pobreza y permitir a los jóvenes llegar a un lugar diferente del que vienen, porque sí determina el lugar donde naces tus posibilidades», remarcó Figueroa.
Por ello, consideró vital acabar con «el discurso sobre el cual naturalizamos que los jóvenes tienen que acostumbrarse a vivir en momentos de incertidumbre» y en su lugar apoyar «políticas de consenso» en «temas estructurales como el desempleo juvenil», para «pensar en una idea de país como futuro y con buenas oportunidades».