A menudo, la relevancia de un eficiente Cuerpo de Bomberos se subestima, pasando inadvertida hasta que la tragedia se presenta en la forma de una catástrofe, un incendio doméstico, siniestro comercial o cualquier otra emergencia que exija su intervención. Históricamente, estos valientes profesionales han sido relegados al olvido por parte de la administración pública, con muy pocas excepciones que rompen esa norma. A pesar de no contar con condiciones laborales dignas ni los recursos esenciales para desempeñar su labor, la inmensa mayoría de estos héroes, si no todos, no dudan en arriesgar sus propias vidas para proteger y salvar a otros.
Actualmente, se encuentra en debate un proyecto de ley que busca establecer una Dirección o Instituto encargado de supervisar y regular las funciones de los Bomberos, garantizándoles autonomía administrativa y financiera, independiente de las jurisdicciones locales. Si bien la estructura administrativa es crucial y debe alinearse con la Ley Orgánica de la Administración Pública, lo esencial es concebir una herramienta jurídica que no solo preserve las virtudes inherentes del cuerpo de bomberos, en especial su característico espíritu de voluntariado, sino que también aborde y rectifique cuestiones esenciales como salarios injustos, condiciones laborales precarias y la falta de equipamiento y formación técnica adecuada.