RDÉ DIGITAL, SANTO DOMINGO.- En un giro alarmante para los románticos del siglo XXI, el camino hacia el amor se ha convertido en un laberinto de ansiedad y expectativas desmedidas, exacerbado por nuestra obsesión con la hiperconexión. Según el destacado psicólogo Moisés Suárez, de la prestigiosa plataforma MundoPsicólogos, el acto de conocer a alguien nuevo, lejos de ser una aventura emocionante, se ha transformado en un escenario plagado de inquietud, ilusión y, sobre todo, miedo.
La trampa de querer agradar a toda costa
La presión por encontrar a la pareja ideal se ha intensificado en una sociedad que valora la perfección y la inmediatez. Esto ha llevado a muchos a un estado de ansiedad perpetua, en el que la necesidad de agradar y cumplir con las expectativas ajenas sobrepasa el deseo de conectar auténticamente. Este comportamiento no solo es dañino para el individuo, que se pierde en el proceso, sino que también entorpece la posibilidad de formar relaciones sinceras y duraderas. La falsedad y la inseguridad se convierten, así, en los cimientos de interacciones destinadas al fracaso.
Hiperconexión: ¿Una bendición o una maldición?
La era digital, con todas sus plataformas y medios de comunicación instantánea, prometía acercarnos más que nunca. Sin embargo, ha resultado ser un arma de doble filo. La ansiedad por recibir una respuesta, el miedo al rechazo silencioso del “ghosting”, y la obsesión por las reacciones y validaciones en redes sociales han creado un ambiente de constante incertidumbre y autocrítica. “¿Escribo yo primero?”, “¿cuánto debería tardar en contestar?”, “¿y si no me responde?” son preguntas que, lejos de ser signos de interés, se han convertido en fuentes de ansiedad y desesperación.
Los expertos suenan la alarma
Ángel Luis Guillén, otro renombrado psicólogo, destaca la adicción a los gadgets y la dependencia de la validación social como nuevas patologías que afectan nuestra salud mental. Esta adicción a la aprobación y el miedo a la adversidad, según Guillén, solo sirven para profundizar el abismo de la ansiedad.
Mientras tanto, Suárez advierte sobre los peligros de dejar que estas obsesiones dicten nuestro comportamiento, especialmente entre aquellos con baja autoestima y control emocional deficiente. La constante necesidad de verificar si hemos recibido respuesta o si nuestras publicaciones son bien recibidas puede desencadenar una espiral de autoobservación y duda que paraliza y destruye la confianza en uno mismo.
Escapando del ciclo de ansiedad
Frente a este panorama desalentador, los expertos ofrecen algunas estrategias de afrontamiento. Reconocer lo que realmente se busca en una relación, mantener las expectativas en cheque y enfocarse en ser auténtico en lugar de agradable son pasos fundamentales hacia la salud emocional. Además, darse tiempo y espacio para conocer a la otra persona, manteniendo una vida equilibrada con intereses propios, puede ayudar a mitigar la ansiedad.
Aquellos que se encuentren atrapados en este ciclo deben recordar que el rechazo no es un reflejo de su valor como individuos. Practicar la auto-compasión, buscar actividades que fomenten el crecimiento personal y, sobre todo, mantener un sentido del humor pueden ser herramientas valiosas en el camino hacia el amor en tiempos de ansiedad.
El llamado a la acción
Este análisis no solo pone de manifiesto la urgencia de abordar la ansiedad en el contexto de las relaciones amorosas sino que también llama a una reflexión más profunda sobre cómo las dinámicas sociales y tecnológicas contemporáneas están reconfigurando nuestras emociones y comportamientos. La solución, lejos de ser simple, requiere un compromiso tanto individual como colectivo para repensar nuestras interacciones y prioridades en la búsqueda del amor y la conexión genuina.